Los romanos eran unos geómetras excelentes y pusieron en práctica sus conocimientos de trigonometría para conseguir que los dos equipos que excavaban túneles se encontraran en el centro. Así se hizo en el monte Castro de la isla de Samos. Basta aplicar conocimientos elementales de semejanza de triángulos para lograrlo. Todos conocemos los famosos acueductos como el de Segovia construidos por los romanos para traer el agua hasta las ciudades, pero no todos los acueductos fueron de ese tipo: algunos utilizaban túneles excavados en la tierra para que fluyera el agua aprovechando las pendientes del terreno. Algunos túneles atravesaban montes y se excavaban, al igual que en la actualidad, empezando por los dos extremos a la vez.

Los participantes se enfrentarán al problema práctico de intentar que dos “excavadoras” se encuentren en el centro de un túnel. Dispondrán de una maqueta en la que podrán taladrar un monte desde dos lados opuestos. Ante el presumible fracaso de estas intentonas, el monitor mostrará cómo aplicando la semejanza de triángulos se logra el encuentro con un error mínimo.