Nuestros camareros del restaurante “Al rico transgénico” ofrecerán a los visitantes la carta con un menú del futuro, lleno de alimentos transgénicos (pastel de arroz con genes de guisante o panaché de verduras con genes de cacao y frambuesa). Aclararán las posibles dudas de los comensales sobre los platos elegidos y la no existencia de diferencias nutritivas con otros en los que el alimento base no haya sido alterado genéticamente, y enviarán al cliente al laboratorio donde un ‘experto’ en biotecnología le enseñará a crear maíz que incorpora un gen bacteriano que le protege frente a herbicidas muy utilizados en su cultivo. Nuestros camareros servirán a los clientes del restaurante un aperitivo (palomitas de maíz) en su versión tradicional y modificado genéticamente. ¿Cuál será la respuesta del público? Cada día se recogerá en unas pizarras las preferencias de la gente. ¡El cliente es el que manda!
El público es el cliente de nuestro restaurante del futuro y debe elegir su menú, y preguntar por los platos y las diferencias entre éstos y otros elaborados con productos no modificados genéticamente. El comensal, con toda la información obtenida de los camareros y los científicos, que en el laboratorio están creando maíz transgénico, decide si prefiere un aperitivo de maíz tradicional, o si le apetece probar algo nuevo como maíz modificado genéticamente, o incluso degustar y comparar los dos alimentos. ¿Y si el menú transgénico fuera con diferencia mucho más económico? ¡Difícil elección!