Con esta actividad vamos a explicar la relación que existe entre la presencia de vegetación y el ritmo de avance de los desiertos. Utilizaremos dos maquetas, cada una de ellas situada dentro de un acuario de cristal. Representamos la vegetación con un bosque (etapa clímax de una sucesión ecológica) que, como es bien sabido, aporta muchos beneficios a los seres humanos, y, de entre todos ellos, el que va a demostrarse en las maquetas es cómo la presencia del bosque impide el avance del desierto. Por otro lado, en cada maqueta se va a representar un acuífero. En una de las maquetas, que representa un ecosistema en equilibrio, no se manipulará el acuífero. En el otro, un ecosistema alterado, vamos a modificar el nivel freático y la calidad del agua, contaminándola con abonos químicos. En este caso, vamos a demostrar como la disminución del nivel freático y de la calidad del agua alteran las condiciones del ecosistema, lo cual incidirá en el avance del desierto.

En el ecosistema en equilibrio, el visitante ve cómo el acuífero abastece de agua a la población y al bosque, que se mantendrá en buen estado. Utilizando unos secadores de pelo, se mueve la arena del desierto y se comprueba que el bosque impide que ésta avance hasta el pueblo. En el ecosistema alterado los visitantes llevan a cabo varias acciones: talan parte del bosque para aumentar la superficie agrícola; sobreexplotan el acuífero para regar los cultivos; utilizan abonos químicos y pesticidas para los cultivos. Las consecuencias son visibles: la sobreexplotación del acuífero hace bajar el nivel freático y lo que queda de bosque se seca; hay cada vez menos agua para regar los cultivos; la desaparición del bosque permite el avance del desierto, que, poco a poco, va cubriendo los cultivos y alcanza la ciudad; el exceso de abonos químicos contamina el agua haciéndola no potable (el visitante lo comprueba analizando esta agua en la actividad "¿Agua limpia?... Naturalmente").