Physalia physalis Carabela portuguesa


Dacha Atienza
Muchos son los mitos que giran en torno al organismo conocido como fragata o carabela portuguesa, aunque en realidad poco se conoce sobre ella. La carabela portuguesa o Physalia physalis no es en realidad una medusa, aunque se le considera dentro del grupo del zooplancton gelatinoso, es decir, aquellos organismos que viven suspendidos en la columna de agua a merced de las corrientes y cuya característica principal es su cuerpo gelatinoso.

De hecho, esta especie es en realidad un organismo colonial, perteneciente al grupo de los Hydrozoos (concretamente los sifonóforos) donde cada uno de los hidroides está especializados para realizar una función concreta. Algunos de ellos se encargan de la defensa, otros de la captura de presas y la alimentación y otros de la reproducción de la colonial. Estos hidrozoos se encuentran distribuidos a lo largo de los tentáculos que están sujetos a un flotador que permanece en la superficie del agua y que está lleno de dióxido de carbono (que es el responsable del color violeta azulado de esta estructura).

Las carabelas portuguesas son organismos muy comunes en las aguas cálidas de los trópicos y subtrópicos en todos los océanos del mundo, particularmente en el Atlántico, el Pacífico y el Mar Caribe. A pesar de ser una especie muy común en las costas de gran parte del mundo, muy poco se conoce sobre su biología, ecología y papel en los ecosistemas marinos. De hecho, la mayor parte de la atención que se le presta tiene relación con sus efectos sobre la salud de los bañistas.

Al igual que las medusas, esta especie se encuentra dentro del grupo de los cnidarios, organismos caracterizados por poseer unas células especializadas, llamadas cnidocistos, y que son las responsables de inyectar las neurotoxinas. La carabela portuguesa posee una densidad de estas células urticantes muy elevada, lo que junto con un coctel muy potente de toxinas, que pueden ser neutóxicas y cardiotóxicas por ejemplo, hacen que su picadura sea muy dolorosa y que requiera un cuidado especial sobre el afectado.

En las costas españolas la presencia de esta especie es muy heterogénea, en las Islas Canarias es frecuente la presencia de estos organismos en las playas, al igual que en otros puntos del litoral Atlántico español. Sin embargo, la presencia de carabelas en las costas mediterráneas españolas tan sólo se debe a hechos puntuales que tienen relación con vientos y corrientes muy concretas.

La circulación oceánica propia del Mediterráneo, así como su régimen de vientos, hace que haya una entrada continua de aguas Atlánticas a través de Estrecho de Gibraltar. Cuando en estas aguas quedan retenidas con agregaciones de estos ejemplares, éstas son transportadas dentro del Mediterráneo. De nuevo, la circulación hace que puedan ser distribuidas a lo largo de la costa africana o que por el contrario sean arrastradas por la corriente que baña toda la costa sur y levantina española. Son en estos casos cuando podemos encontrar ejemplares de carabela portuguesa varados en las playas mediterráneas españolas. En la mayoría de los casos los ejemplares van quedando en las playas, aunque en algunas ocasiones han podido ser desplazados un poco más, llegando a aparecer en algunos puntos de las Islas Baleares.

En los dos últimos años, las noticias en los medios de comunicación haciéndose eco de la presencia de estos organismos en diversos puntos de la costa española ha aumentado significativamente, dando la impresión de que constituye un hecho poco frecuente y fuera de la normalidad de la dinámica de nuestros ecosistemas. Sin embargo, la explicación es fácil y la magnitud de estos encuentros vendrá determinada por la abundancia de estos organismos en las aguas abiertas del Atlántico y la combinación con corrientes y vientos en la dirección de nuestras costas.

Cultura Científca en la OEI

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