Una educación técnico profesional para la economía digital

Muchos estudios coinciden en que la nueva revolución digital va a acabar con muchos de los empleos actualmente conocidos al mismo tiempo que aparecen nuevas oportunidades laborales ligadas a las nuevas industrias.

Aunque los impactos llegan a todos los sectores a la educación en general y la educación técnico profesional en particular le supone un nuevo reto al que hacer frente.

Siempre la educación profesional ha tenido la vocación de preparar a jóvenes para que ocupen puestos intermedios y que tengan una formación que le sitúe en buenas condiciones para el sistema productivo de su entorno y su tiempo.

Un reto en muchos países iberoamericanos es el incrementar la demanda de los estudios de formación profesional. Pese a los grandes esfuerzos de las administraciones educativas no se logran avances significativos en poner en valor su función educativa y social para que resulte una formación atractiva tanto para estudiantes como para sus familias.

Pero la nueva situación laboral derivada de un sector productivo con demandas de nuevos empleos derivados de la robotización, la inteligencia artificial y las tecnologías del lenguaje apoyadas por unas tecnologías de la información con enormes capacidades y bajos costes de producción y operación ofrece una ventana de desarrollo a la educación técnico profesional.

Para afrontar este reto se requiere que se oferten nuevos ciclos formativos vinculados a la economía digital que exige un esfuerzo en el diseño de los ciclos y en la actualización docente. Para las universidades iberoamericanas, especialmente para las que ofrecen estudios de ingeniería se presenta un momento en que parte de su conocimiento puede ser aprovechado para que la formación técnica sea cada vez más próxima a la modernidad y para ello debe apoyar el esfuerzo de formación docente que la nueva situación requiere y ofrecer, desde su tercera misión de vinculación con su entorno socioeconómico, un marco orientador que ayude a diseñar las nuevas formaciones que el sector productivo empieza a demandar.

Y se debe hacer rompiendo algunas rutinas que han hecho que establecer reformas curriculares sea una labor lenta. No formar a tiempo a los futuros trabajadores hará perder un valioso tiempo en que la productividad de las empresas se va a resentir.

La OEI hace muchos años que viene propiciando los estudios sociales de la ciencia y la innovación a través de sus Cátedras CTS+I. Esos grupos pueden aportar mucho conocimiento para el apoyo a la creación de un nuevo sistema de educación técnico profesional que no sólo responda a las necesidades empresariales de hoy, sino que faculte a sus egresados para una rápida adaptación a modelos cambiantes de producción con nuevas oportunidades.

Para ello se debe tratar de lograr que los estudiantes de esta nueva educación técnico profesional forme a profesionales en los que el trabajo en equipo y la resolución de problemas sean referencias permanentes de los procesos de enseñanza – aprendizaje así como una mayor cultura digital que se incorpore a la formación para que los jóvenes iberoamericanos sean capaces de responder a las nuevas demandas.

Existen ya algunas regiones que vienen adelantando y formulando nuevas propuestas formativas que son atrayentes para los jóvenes y satisfactorias para las empresas.

La educación técnico profesional para los sectores agropecuarios, industriales y de servicios deben responder todos a estos nuevos perfiles de egresados.

La economía digital en Iberoamérica representa una oportunidad, de aprovechamiento necesario, que debe significar la posibilidad de romper con esquemas productivos cada vez más obsoletos apostando por una decidida y rápida apuesta por este nuevo modelo productivo y ello pasa por formar técnicos para la nueva economía.

Nota: Para poner el tema en discusión y buscar propuestas desde la universidad, la educación y la sociedad en pleno estamos convocando el I Foro Iberoamericano de Ingeniería y Sociedad Digital.

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