Los científicos también son humanos, para bien y para mal (II)

De José Antonio Acevedo Díaz.

La falta de ética profesional no escapa a científicos de gran relieve en la historia de la ciencia. En esta nota, expondré el caso del afamado biólogo genetista James Watson como ejemplo.
En 1962, James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins compartieron el premio Nobel de Medicina y Fisiología por “sus descubrimientos sobre la estructura molecular de los ácidos nucleicos y su trascendencia en la transferencia de la información en el material vivo”. Entre las tres conferencias de los galardonados se citaban 96 referencias, pero ninguna de ellas era de Rosalind Franklin. Solo Wilkins la incluyó en sus agradecimientos a instancias de Crick (Acevedo-Díaz y García-Carmona, 2016, 2017).
En su célebre libro La doble hélice, Watson (2000) hizo una descripción misógina y mezquina de Rosalind Franklin, describiéndola como una mujer poco femenina, que no cuidaba demasiado su aspecto, inflexible, rígida, agresiva, altiva, y algo marisabidilla. Aunque, en el epílogo del libro, Watson (2000) modificó en parte la opinión que sostiene de Franklin a lo largo del texto, reconoció que lo hizo debido a la presión de Aaron Klug, amigo de Franklin y heredero de sus cuadernos de notas de laboratorio, y del propio Crick, para que añadiera algo que rectificase y suavizase el retrato de Franklin que mostraba en el manuscrito original (Acevedo-Díaz y García-Carmona, 2016, 2017).
Durante el tiempo que estuvo trabajando en el King’s College, Franklin hizo fotos por difracción de rayos X de mucha mayor calidad que las tomadas hasta entonces por Wilkins, en su cuidadoso y sistemático trabajo experimental con el ADN. Entre ellas, la famosa foto 51 de la forma B del ADN, de mayo de 1952, que Watson describiría en el libro citado antes como una fotografía clave. En enero de 1953, sin conocimiento de Franklin, Wilkins le mostró a Watson la foto 51. En ningún momento, Watson hizo el reconocimiento debido a Rosalind Franklin por lo que dicha foto supuso para el desarrollo del modelo de doble hélice elaborado por Watson y Crick (Acevedo-Díaz y García-Carmona, 2016, 2017). Sin duda, un comportamiento falto de ética profesional por parte de Wilkins y, sobre todo, de Watson.
Años más tarde, en una entrevista realizada en octubre de 2007 por el dominical británico The Sunday Times, Watson manifestó ser muy pesimista sobre las perspectivas de África, porque “todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia es la misma que la nuestra, mientras que todas las pruebas indican que no es así”. Le llovieron duras críticas por su comentario racista. Aunque el 19 de octubre pidió disculpas públicamente en el periódico británico The Independent (El País, 2007), se vio forzado a presentar su dimisión, una semana después, como director del Laboratorio Cold Spring Harbor, puesto en el que había estado ininterrumpidamente desde 1968.
Referencias
Acevedo-Díaz, J. A. y García-Carmona, A. (2016). Rosalind Franklin y la estructura del ADN: un caso de historia de la ciencia para aprender sobre la naturaleza de la ciencia. Revista Científica, 27, 162-175.
Acevedo-Díaz, J. A. y García-Carmona, A. (2017). Controversias en la historia de la ciencia y cultura científica. Madrid: Los Libros de la Catarata.
El País (2007). James Watson se disculpa por sus afirmaciones racistas. https://elpais.com/diario/2007/10/20/sociedad/1192831207_850215.html
Watson, J. D. (2000). La doble hélice. Madrid: Alianza.
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