¿CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN?

Este enfático título  tiene credenciales académicas y administrativas. Pero a la vista de lo que está ocurriendo en nuestra mediática sociedad cabe preguntarse si no se ha tratado de un rótulo con el que justificar gavelas  de esos órdenes. El discurso científico se caracteriza por la inexorable concurrencia de varios principios indiscutibles: el de universalidad, el de exhaustividad y el de verificabilidad. Ninguno de ellos se manifiesta en los actuales medios de comunicación: a menudo, demasiado a menudo, confunden información y opinión, sobredimensionan los mensajes  para que sea el medio el que resulte exaltado y el auténtico centro del mensaje (<< El mensaje es el medio >>, dijo McLuhan); la información circula deformada según los intereses de cada cual. La verdad es que es una broma, que debemos a nuestras integristas del periodismo, calificar a este de ciencia; mucho más prudente es calificarlo de oficio, dignísimo si quienes lo ejercen son dignos; indigno si quienes lo cultivan son facinerosos o terroristas de la comunicación, especie esta que se acoge, cómo no, al enfático rótulo de << Ciencias de la Información >>.

 

MIGUEL GARCÍA-POSADA

 

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