PLANES

 

Que nadie crea que la Logse es el peor de los despropósitos legales acometidos en nuestro país. en materia de educación. Salvo el plan Villalobos (1934) que apenas tuvo tiempo de implantarse y  a lo mejor por eso suelen encarecerse sus excelencias, casi todos  los planes sucesivos han sido un desastre. Lo fue la  ley Sainz Rodríguez (1938)), la del Examen de Estado y los programas memorialísticos de literatura, en los que uno se sabía todas las obras de Dostoievski pero no había leído ninguna obra suya. No fue bueno tampoco el plan del 53, retocado en el 57,que creaba el bachillerato elemental y establecía la nefasta división entre ciencias y letras; la ley  Villar (1970), por su parte,  se cargó el Bachillerato, creó la EGB, que puso en manos de personal no especializado, creó universidades como hongos, regaló títulos superiores, creó «gratia et amore» el cuerpo de profesores adjuntos, que juraron (sic) su fidelidad al Régimen en un teatro de Madrid  y no faltó ni uno, se sacó de la manga las facultades de las pomposas Ciencias de la Información y, al socaire de presuntas reformas demagógicas y pedagógicas, no fue sino un puntal de la consolidación «social» del Régimen. Después todo han sido bandazos. La LOGSE fue una fuente de dinero para la enseñanza concertada, pero un desastre para la enseñanza pública,  y una calamidad en su pedagogía «progre» (Ivan Ilich), que resultó «retro»; la ley Del Castillo casi no llegó a aplicarse,  pero suscitó broncas espectaculares, etc. Total, el resultado es claro: a la cola de Europa. Pues qué bien.  Jules Ferry creó en 1884 la escuela pública francesa y ha durado un siglo; aquí nuestro Jules Ferry particular fue el benemérito de don Claudio Moyano, el pobre.

 

MIGUEL GARCÍA-POSADA

 

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