Las rutas de la Barraca

Más de 70 años después instancias oficiales han promovido el relanzamiento de las rutas de La Barraca, aquel entusiasta proyecto teatral que el genio de Federico García Lorca hizo realidad durante los años de la República. Se trataba entonces de poner a las aisladas poblaciones rurales en contacto con nuestros clásicos, y el elenco de actores se nutría de las juventudes universitarias, que contaban con dos directores de excepción: García Lorca y el comediógrafo y hombre de teatro Eduardo Ugarte. Durante cinco años, unas veces con el viento a favor y otras en contra por las vicisitudes de la vida política, La Barraca llevó por casi todos los rincones de España y por los dominios del norte de África la palabra brillante y honda de nuestros clásicos. Ahora se han formado –o remodelado– cuatro grupos de actores universitarios, que van a representar «El burlador de Sevilla», los entremeses de Cervantes y «Fuenteovejuna» y «El caballero de Olmedo,» de Lope de Vega. No necesitará montar sus tinglados escénicos y buscar infraestructuras en cada localidad como entonces, en los tiempos del «nuevo alborear de España» (A. Machado). Los medios –universidades, ayuntamientos– están disponibles, el público es muy distinto del de los años 30, pero el mensaje sigue siendo el mismo: devolver la palabra de los clásicos al pueblo en que germinó, habituar a la gente al teatro clásico, formular propuestas escénicas sensatas y novedosas. Esperemos que no se incurra en el mero «revival», ni en la arqueología, ni en el pretexto culturalista y estival de unos cuantos jovenzanos reclinados. Esperémoslo. MIGUEL GARCIA-POSADA

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