Otro año más ha vuelto a fallarse el Nobel de Literatura. Otro año, de nuevo las frustraciones. Graham Greene ocupó en su momento el puesto de eterno candidato que ahora ocupan Vargas Llosa o Carlos Fuentes. Es desmedido el alcance de este premio: entrar en el canon universal de la literatura. Echegaray, pésimo escritor y buen economista sigue en el mundo de los vivos gracias a aquel Nobel remoto. Lo que no se dice nunca es que el teatro de Echegaray se representaba por aquellas calendas en los teatros nórdicos y, al parecer, gustaba.Esa exacerbación del Nobel ha llevado a diversas instituciones a celebrar el 50 aniversario del Nobel a Juan Ramón Jiménez, como si lo más importante que hizo JRJ fuera ganar ese premio; lo que debería celebrarse son los 50 años, o los 60, o los 75 de la publicación de algunas de sus obras maestras. Por ejemplo, ahora van a cumplirse los 90 años de su viaje a Nueva York par casarse y que le inspiró el libro fundacional de la poesía posmodernista española: «Diario de un poeta recién casado», y el año que viene se cumplirán otros tantos de la publicación de ese libro cenital. MIGUEL GARCÍA-POSADA

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2 comentarios

  1. Es que en este país, España, no tiene valor la calidad de los libros sino el haber triunfado, a veces como sea, en la cucaña de los premios. Y ya que eso es lo único que vale ahora, con las gafas de hoy leen el pasado.

    Si JRJ no tuviese el Nobel, ¿se acordarían de él?

  2. ¿Por qué nos dan nobeles en literatura y no en ciencias?, y eso que hay muchos más de estos.

    Por cierto, Echegaray era mejor matemático que dramaturgo.

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