“Andaluz» Montilla

 Dispuesto a defender sus intereses partidistas por encima de la identidad de España, este andaluz nada claro y pobre de aventura se niega a añadir una hora más a la enseñanza del castellano en Cataluña. Si Montilla es el andaluz de Cataluña y el PSC cree en la unidad de España, que Dios nos coja confesados. Es la gran traición de los socialistas a su proyecto originario, a su memoria, a su identidad. La izquierda se ha hecho neuróticamente nacionalista y con ella vamos hacia el abismo de la desintegración de España, aunque los «progres» se rían al oír frases así que descalifican por enfáticas. Pero son la verdad. Hace años un grupo folclórico nicaragüense daba recitales por Europa con pías letras cristianas.

Cuando años después, con el triunfo del sandinismo, les preguntaron cómo se avenían esas canciones con su ahora proclamada vocación marxista, respondieron, en la mejor escuela leninista, que eso era para ganar las voluntades, una estrategia, nada más, porque ellos lo tuvieron siempre muy claro. Aplicado a nuestra situación: los «progres» dicen que no, que la unidad de España no corre peligro, pero o bien desean que lo corra o son tontos incautos al servicio del separatismo. Y Montilla haciendo de Kerenski, es decir, de transición entre el autonomismo y el independentismo, Llamemos a las cosas por su nombre. Artur Mas quería que la selección  catalana vistiera el uniforme de Andorra, una manera sutil de postular la independencia; ERC (con el concurso de Montilla y los suyos) quiere esa misma independencia. Pobre Salvador Espriu invocando a «Sefarad»: «Los hombres no pueden ser si no son libres” No, debe enmendarse al ilustre poeta: los hombres no pueden ser sino catalanistas e independistas, como vocean Montilla y sus adláteres

 

MIGUEL GARCÍA-POSADA

 

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16 comentarios

  1. ¿Por qué desprecia Rosa Regás a las clases medias, que somos quienes con nuestros impuestos costeamos a vedettes de la cultura como ella?

    ¡A mamarla a Parla!

  2. Con un clavel grana sangrando en la boca se me apareciò el demonio en forma de mujer algo rara, tipo perro verde, pidiéndome prestadas mis obras completas para encender la hoguera de la vanidad en la que habría de asarme cual churrasco moruno. Sobra decir que fue lo de moruno lo que más me jodió pues no hablán catalán ni juegan al subastado ni a la escoba, se masturban con dos dedos y tienen, como Maragall, la costumbre de añadir el requesón del prepucio al café, que al parecer le da un delicioso perfume de bacaladilla. Además, siempre se quedan con las contratas de los mataderos en los que asimismo se pluriemplean algunos vascos porque no se exige permiso de conducir, ni medir más de un metro veintitrés de estatura moral -en esto también coinciden con Maragall y también con Carod y con Iceta y con Mas- ni corren riesgo de perder el monopolio de su actividad toda vez que nadie va a vengar a su padre asesinado, salvo Inestrillas, que eso es de antiguos y de gente que no sabe que la arruga es bella y la flacidez pendular de la polla y del corazón está muy bien vista entre los que en lugar de correrse se escurren por la pata para abajo en cuanto escuchan el siseo de una serpiente cascabel entrándoles por el culo. Pero, aparte de eso, el perro verde no carecía de encanto si bien yo hubiese preferido una hiena reidora por muy cara que me resultase en entradas para la ópera. Se la prestaría de vez en cuando a Rupert de Ventos, que es el único de los de por aquí que tiene suficiente empaque para pasear sin complejos ni sonrojo ajeno una hiena o un par de honradas trabajadoras del coño, como Eva Forest y su amante mulata, de un lado al otro del Gijón y del Catro a Catro y azuzarla con cortesía para diligenciar unos viajes a los huevos de los pardillos que dicen que vengar la muerte de un padre es de cabreros. El caso es que en lugar de mi vasta y selecta producción levanté los trescientos Kgs. de cinabrio que impedían salir cagando hostias hacia la estratosfera a las novelas de Kim Monzo y de Suso de Tonto, que me regalaron los propios autores para que las reseñara, precaución que es imprescindible adoptar por sus altos vuelos, bajos valores e ingrávidos contenidos. O sea que las sumergí directamente en el Ebro con pesada moa de muiño atada ao pescozo. Flop, flop y flop. Nunca viose en tal el demonio tomante Celeferio, otra afinidad que comparte con Maragall además de una chapeta peluda de piel de cerdo en la frente y en la punta del carallo, pues de inmediato se esfumó dejando un delicioso olor a azufre y un hermoso collar de esmeraldas que ornaban su pescuezo. Lo tengo guardado para enviárselo a la reina de Inglaterra en cuanto me mande la contraseña con el color habitual de sus bragas. Luego no digan que no soy generoso. Es que vengar a un padre y regalar collares es todo uno. Mucho más complicado es reventarse el propio futuro por activa y por pasiva como quien con ferviente gimnasia acaba electrocutándose con su propia polla al enchufársela en propio culo. Hermafroditismo que se dice. Y este es el problema de Cataluña, entre otros y también más que otros, otrosí que aquí hay mucho hermafrodita que se dedica al sutil juego de no pegar puto golpe, lo cual, si bien se mira, requiere esfuerzos ímprobos para pasar desapercibidos pues la poli no es tonta y acaba quitándote las subvenciones. Aunque tampoco demasiado lista. Bien lo sabe Zapatero cuyo destino natural en circunstancias normales, quiero decir, en Francia, Holanda, Inglaterra o Senegambia hubiera sido la de concejal de limpieza o, exagerando como si le cayera el gordo, gobernador civil de Palencia. Pero la poli, que tampoco se mata mucho currando en desarticular a los escamots universitarios, verbigracia, menos énfasis puso en decirle a Zapatero que la masturbación pública y manifiesta cuando el chorretazo de pus del 11M regó a todo quisque es punible de flagelación al caer el sol. No obstante cuando suenen las cuatro campanadas del reloj de la muerte y lluevan Belcebús como cuerdas ya vendrá alguien a decirselo.

  3. Estoy completamente convencido, siendo como soy profeta del pueblo bajo, que mi constante batallar con el ejemplo ha de sumar a Garcia-Posa, de españolísimo y acogedor nombre, a la muy patria causa, y, camisa desabotonada, bragueta abierta de par en par, el vino vertiéndole abundantemente por las orejas, se postrará algún día, cual león herido, ante la Pilarica, con esa humildad de los grandes, y sin pedir nada a cambio para él mismo, ¡ahí la raza, chaval!, cantará sobrecogido de fe cristiana esta jota: ¡!!!que eres guapa yo lo digooooo/ en toda la tierra enteraaaa/ y si Españaaaa no se enteraaaa/ me exiliareee en Vigoooo!!!!. Y esta feliz noticia coronará el primer paso hacia la revolución reaccionaria confirmando que en la ardiente familia que formamos los patriotas españoles las aguas, tras no pocos vaivenes y mareas, parece que vuelven a los cauces que les marcó su primera vocación: no dejar vivo a nadie que no lleve bien visible en el pecho un escapulario con la santa faz de la Pilarica. No obstante, la introducción razonada a una estrategia que procure rendimientos crecientes pasa por relativizar, discúlpese el galicismo, o aniquilar las conclusiones del liberalismo más extremoso e incluso del moderado aunque tengamos que llevarnos por medio a Rubianes y a los lectores de Friedman, que son muchos.

    Dejé ya constancia de que, entre todas las aportaciones estudiadas, las convenientes a nuestro fin eran las que trataban del fusilamiento de los tibios, tibias y peronés o que por su comportamiento causen estupor entre la grey infantil del lugar, simiente que debe ser preservada a cualquier precio, id soltando la guita para la causa, o alternativamente de tres formas diferentes siempre que designen un concepto único: como en España, ni hablar. Sin embargo, no es éste el solo resultado que hemos de considerar, puesto que también requieren nuestra atención -entre otros más de comentario próximo- los que afectan a la disparidad de la misma España. Antes de entrar a considerarlas, quizás fuera prudente releer los diferentes resultados obtenidos desde que los patriotas empezaron a reflexionar en torno a tan ardua cuestión.

    Obsérvese que el Teorema 1 (“Al enemigo ni agua”) que aquí mismito expuse hace algún tiempo no figura en la relación expresada y puesto que sí se registran -los teoremas, que no sus distintos modos de llamarlos- en los manuales, tengo por muy probable que quizás el silencio sea motivado por causa de involuntaria confusión o deliberada identificación con otros insidiosamente deslizados por los progres, sin duda más sencillos de entender para la morralla aunque no del todo apropiados para combatir a la morisma. Muy bien pudiera suceder que los teoremas democráticos hoy tan de moda fueren, en efecto, no del todo diáfanos aunque sí de fácil entendimiento, y habría de alarmarnos el hecho de que su vigencia en el debate, sobre evidente, no estuviera justificada. El arancel que hemos de aplicarles, pues, ya puede suponerse: perdigón del 00 directamente a los huevos de quienes los profesen. De este trabajo no se encargará Garcia-Posada, algo bisoño aún, sino yo mismo, más avezado y curtido en el trato con la morisma y sus aliados en el pacto entre civilizaciones, que Bonaerges en su caballo blanco les pisotee las entrañas.

    Al margen de lo que pudiera llamarse la estereotipada descalificación antiespañola de la obra ajena, evidencia sobre la que paso sin mayor detenimiento y tan sólo tras haber dejado constancia de ello, no juzgo preciso volver a insistir sobre el interés que reviste el Corolario 1, presentado en el primer capítulo, ya que en él precisamente late el vivo y bullidor espíritu del objeto de nuestra pasión pilarista. Una cautela única ha de tenerse, sin embargo, con las conclusiones: la exhuberancia de su optimismo, y la fluoración de excesiva confianza que desborda toda prudencia posible y hace muy difícil encarar el problema con el necesario realismo y aun con el rigor que, por mínimo, no es menos imprescindible. Largos han de ser los años de Reconquista y quien no se sienta con fuerzas obvia venir de mirón. Es decir, se le ha de dar por el culo igualmente: o ellos o nosotros. Diríase que la baja casta de falsos patriotas está hambrienta de creencias y de ahí su mantenida esperanza en milagros improbables, supuesto más que confirmado, ya que ella es su primera y más propicia cuna.

    Tampoco debe desecharse la posibilidad de que no sea obligado el trance calamitoso por el que atravesó hogaño la Reconquista española para creer en milagros, de ahí que los pardillos del pactismo se postren, arrobados cual pastorcillos, ante la promesa y las nuevas que traen los magos del conocimiento desde lontanas y, por míticas, veneradas regiones bostonianas y parisinas donde, se supone, mora la ciencia política. Yo tuve mejor universidad en la Legión aunque no presumo de ello. En todo caso, mis teoremas ahí están y sus cumplidas agudezas nos abruman gratamente con las decenas de referencias que encierran sus sabias lecciones y que, aun criticadas, registradas, disecadas y embalsamadas por los enemigos de España, no pierden su rozagante lozanía.

  4. No sólo las personas se deshonoran, también las ideas, profesiones o partidos políticos. Hoy veo brillar, en este palacio de las desmesuras que es nuestra patria, la maledicencia y la manipulación ideológica-mediática, y no puedo apartar, embelesado, los ojos del camino que nos traza una aventurada izquierda: vamos de cabeza al precipicio. En ese viaje sin retorno, la izquierda y sus aliados nacionalistas se han lanzado contra la oposición alentando una campaña de desprestigio para convertirla a ojos de los más en ultraderecha. Y de tanto mentar al lobo…

    El modo peyorativo, muy vulgar e insultante, de designar a los españoles en Inglaterra es “dago”; los holandeses y franceses suelen insultarnos con voz producida por deliberada degeneración fonética de la correcta forma de designación: en Flandes dicen “spanjolen” en vez de “spanjaard”, y en Francia “espengouin” en lugar de “espagnol”. De los marroquíes mejor no hablar toda vez que en corto y por derecho nos llaman “mariquones”, si bien cierta razón no les falta. Pero, en España, ¿cómo se nos insulta a los españoles? Pues, sencillamente: “españoles”. En el propio lar patrio el insulto que los nacionalitaristas nos lanzan en el Pais Vasco, Cataluña y Galicia es ese: españoles. Recuerden las obsesivas pintadas que adornan las paredes por aquí: “espanhois”. Y como en todas partes hay traidores, resulta que, por virtud de la equidistancia, les salen a los nazionalistas valedores dentro de la izquierda española que avalan el insulto “españoles”, en un tono ciertamente un poco más bajo, travistiéndolo en “españolistas”. Pues según la paradójica progresía castiza hay “nacionalistas periféricos” porque hay “españolistas”. Como hay pederastas porque hay niños provocadores, deben asimismo pensar en concordancia lógica con lo anterior.

    Campea la izquierda, haciendo alarde de trompeteros mediáticos (alguno de colgados hábitos y gafas de sol bajo los focos), en una clarísima eminencia señoreando cuanto hay e incluso cuanto se insinúa en ética, moral y buen talante pues no se entendería de otra forma como tiene tantos miramientos con, pongamos, ERC y tanto odio para con el PP, deteniendo a sus militantes al tiempo que derogan la ley que permitiría encarcelar a Ibarreche en caso de convocar ilegalmente un referéndum. En su arquitectura lógica de simbiosis con los nacionalistas, extremo del artificio y causa de división política de España en dos mitades, la izquierda, engolfada en las luces de la modernidad y alumbrando todas las cualidades del buenismo y del confort moral, a más de ser diáfanas sus razones sólo se necesita para recibirlas una mente transparente, algunas claraboyas, balcones rasgados, ventanas patentes en el intelecto… y un pusilánime instinto de claudicación y propensión al “no os cabréis que crispáis”. Pues todo es en la exposición izquierdista luz y claridad a raudales cual ático en Villa Olímpica barcelonesa aunque yo sigo sin entender por qué son más de fiar los separatistas que la derecha “españolista”. En respuesta prefieren utilizar un cómodo y recién recuperado atajo: los españolistas son ultraderechistas. Además de obcecados centralistas, fascistas, crispadores y reaccionarios. Con eso ya está todo dicho. Peor aun: todo está justificado. ¿O no está justificado para la persona de bien, léase de izquierdas, acabar sea como sea con la ultraderecha?

  5. Tengo la impresion que, salvo Adrede y familia, aqui escriben solamente dos o tres personas mas,a lo sumo. Creia que Garcia-Posada tenia mas tiron,siendo como es fino lector y critico de fuste.A nadie le interesan sus opiniones?

  6. Amanezca encapotado o partan tropas de Belchite, lo que ni por lumbre parece de recibo es despertar sudando de un sueño en que tripulásemos un toro, uno parecido a un toro enorme, y por el solo caso de llevar el pasmo a flor de cierzo, zas: intimárselo al primer sirgador de guardia —el susto o el vil alivio, que de todo hay en este huerto cainita que Dios cohonda— para al punto silbotear campantes: chincha rabiña que descoso lo tramado. ¿Y así mejor barrenarles el ano, sospechémoslo ya, a veintiséis donceles autonómicos, era eso? Pues ya me diréis de dónde la novedad que yo no la veo: siempre el frío azul de la candela afantasmó el sótano. El precedente, me busca y me encuentra quien lo niegue, se sentaría gravísimo.

  7. Amanecimos frente a la Alhambra, él vestido con americana negra, pantalones vaqueros, camisa blanca, sin corbata, mocasines y calcetines blancos con rombos rojos. Yo llevaba solamente unas bragas fucsias. Había perdido la blusa y la falda tratando de excitarle en los lavabos de un discopuf. El sujetador lo quemé en medio de la calle, ya que sabía que Adrede era socialdemócrata, y a mí eso de socialdemócrata me suena a hippie y a sesentayochista. A mí los que me gustan de verdad son los anarquistas de las JONS, especialmente si usan blazer y se tocan con pajaritas arco iris. Pero eso es una fijación que tengo desde que conocí a uno en Vigo. Para ponerme cachonda me llevó al Timón a comer pulpo y nécoras. Después se fue con el dueño del restaurante a tirarse desde un acantilado. Los dos caían con el pecho rozando los mejillones pegados a las rocas, tratando de impresionarme. Vaya si lo lograron. Se podía olerme el celo hasta en La Coruña, que se escribe con ele de macho. En uno de los saltos uno de los mejillones agarró entre sus valvas un matojo de pelos de su pecho. Él gritaba denodadamente mi nombre, diciéndome que me amaba. Al final cayó al agua, y no sé cómo lo hizo, pero llevaba en la mano una botella de Dom Perignon sin descorchar. Pensé que iba a tomársela conmigo a morro, pero en ese momento apareció en el paseo una lagarta que se acercó a él y le requebró con cuatro lindezas de perra vieja. Fuéronse y no hubo más nada.

    A lo que iba, que el día que mandé a Adrede a freír espárragos amanecimos frente a la Alhambra y yo iba prácticamente desnuda. Él empezó a recitarme párrafos de un escritor del que gusta harto. No sé quién es, sólo recuerdo que decía mucho musa fornifolladora y galana felatriz. Al terminar la perorata se subió a un árbol y empezó a gemir como un muecín. Lo bajé de allí a pedradas y lo dejé medio muerto en la acera.

    ¿Ustedes no habrían hecho lo mismo?

  8. Lisabeth,como se entere perroantonio que andas por aquì de anarcofornifolladora de las JONS va a cabar liàndose con Adrede.

  9. ¿Osa insinuar el padre de Adrede, o su idioplasma metido a crítico, que no alcanza la péñola de Soso de Tordo a parir un personaje del calado de la bollera hostelera de ‘Las Correcciones’, ni siquiera jarto de calisay en el kiosco bar das almas perdidas? Veo mucho morueco pa tan poco aprisco.

  10. ¡Anda! Yo también fui ex de Insulso de Todo, el famoso escritor gallego que sableaba a Fraga. Lo dejé a los dos días, cuando me recitaba poesías de Antonio Gala galleguizadas y me las quería colar como si hubiesen sido escritas por Martín Códax.

    Además, no me seguía con el orujo. Cuando yo llevaba media botella y ya había hecho trizas toda mi ropa interior, él se había bebido sólo medio vasito y era incapaz de enarbolar la bandera de la hombría. Así no se puede.

    ¿Ustedes no habrían hecho lo mismo?

  11. Caterín, ya me estás tocando el bígaro con tanto palmarés sospechoso. ¿Ahora resulta que además de haberte alicatado a mi Adri también enardeciste a Sexo de Topo? No sé, podíamos quedar.

  12. 29/12/2006 21:44 por Sterling Verraco

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    !Las Almas Pérdidas,Dios mìo! Ya me habìa casi olvidado,ingrato que soy, y eso que mi hija me dijo que ese premonitorio y cioranesco nombre lo habìan puesto pensando en mì. También es cierto que ya no me dejan entrar.

  13. Perdona, rey moro, pero no tengo el volumen a mano. Pongamos la que venía del matrimonio sosaina, la hostelera propiamente dicha. La más joven. ¿Denise? ¿Me quieres decir que Urso de Moro no le desgarraría el carnoso altozano a Denise con su montblanc de Ikea? (Iba poner ‘con la pluma exangüe de Marat en el retrato de David’, pero me ibas a mear en la cara por petarda constante)

  14. 29/12/2006 22:08 por Novia parapléjica de Adrede

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    Lo que no sé es cómo todavía eres novia de ese impotente. Yo fui novia suya tres horas. Desde que se me presentó en el Rubio’s diciendo que se llamaba Calaza hasta que lo bajé a pedradas del árbol que tomó como alminar.

    De Soso de Moco fui novia un poco más. Cinco horas. Hasta que me dijo que no tenía un duro porque Fraga no quería retribuir su holgazanería.

  15. Para qué. Ya el hideputa de Adrede lo dejó todo megaclaro.

    ¡criptico cabrón!

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