Se consumó

 A hora de máxima audiencia la televisión publica emitió, como estaba anunciado, la entrevista con el bailaor Farruquito, es decir, con un delincuente castigado no solo por homicidio sino por denegación de auxilios a la víctima. A los efectos da igual que el tal haya cobrado o no y que la entrevista se rodara antes de su ingreso en prisión… Lo que importa, sobre todo, es la nula ejemplaridad que conlleva haber matado a un hombre , dejarlo en la carretera tirado como un perro y , como premio, salir en las ondas hertziana  en su condición de figura del baile.

Pero un condenado por sentencia firme lo es con todas  las consecuencia, entre ellas la de no hacer declaraciones públicas, como si estuviera en su casa, salvo que se tratara de cuestiones exigidas por las circunstancias, lo que no es el caso. De «inicua» calificó el clásico la ley que es desigual. El calificativo vale para lo ocurrido ayer. Alguien deberá dar explicaciones, además de Quintero, ese orate o «loco» de las ondas.

 

 

MIGUEL GARCÍA-POSADA

 

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