Esperando que la aspirina. Fabián Casas.

Enlace a Esperando que la aspirina de Fabián Casas en poesía y ciencia

Hace un año y medio considerábamos en este blog el hecho de que, a veces, en poemas que podríamos considerar «de temática científica», la presencia de motivos científicos o tecnológicos no es extensa sino más bien breve; apenas una frase incluida en el poema. Y, sin embargo, esa frase – apenas una pincelada proveniente de la ciencia y la tecnología – se constituye en referente fundamental o en motor impulsor del poema.

Así, en aquella entrada, de marzo de 2016, se incluían los poemas Leo a Tomás de Aquino en el Smartphone de Juan Antonio González Iglesias; Escrito a cada instante de Leopoldo Panero, con el número infinito que nos cuenta el corazón y los versos de Daniel Faria del que se nos quedan grabadas esas bombillas encendidas y esos altavoces electrificados para ampliar esas voces interiores que el poeta espera.

 

Fabián Casas (de  CBQ agencia literaria)

Algo parecido ocurre con Esperando que la aspirina de  Fabián Casas, con el que iniciamos poesía y ciencia este curso,  en que una modesta aspirina se constituye en el centro del poema, actuando como poderoso catalizador de la reflexión y el desarrollo poético posterior.

Esperando que la aspirina empiece a trabajar,
que acomode los cuartos, que revuelva el café
y que traiga a mi madre, fresca
a esta tarde de agosto …

Nos encontramos en uno de esos momentos insondables (e indeseados) en que uno «piensa en su vida». Le ocurre en Esperando que la aspirina al poeta, y hace que los lectores se transporten a la misma situación: «pensar en la propia vida»; o, lo que es lo mismo, descubrirse indefenso y perplejo ante el tiempo que va pasando y sus efectos.

Y así, me he visto en tardes de salón de la casa de mi madre en Zamora, junto a ella, asistiendo a su paulatina vejez, con esa sensación de que a ella, y a mi mismo – que también voy teniendo una edad – nos vendría bien que retornara esa frescura que reclama el poema ante el peso de la mucha vida.  Y entretanto, igualmente, revistas estúpidas a las que se podría añadir la eterna televisión encendida al fondo. Preguntándose (preguntándonos) el momento exacto en que eso comenzó a suceder: «… en que momento / los dinosaurios sintieron / que algo andaba mal».

El poeta reclama de la aspirina ese poder salvífico y de bálsamo. La modesta, la conocida y tan consumida aspirina en la que se deposita la esperanza y que es (ácido acetilsalicídico) el motor impulsor del poema.

Fabián Casas

Nacido en Buenos Aires en 1965, Fabián Casas  es poeta, narrador, ensayista y periodista y es considerado una de las figuras destacadas de la llamada «generación del 90» en la Argentina. Estudió Filosofía y ha trabajado como periodista en diversos medios. Su carrera literaria se inició también a comienzos de la última década del siglo XX, con la fundación de la revista de poesía 18 Whiskys, junto con otros poetas de su generación.

Para la misma época, publicó Tuca, su primer poemario. En 1998 participó del Programa Internacional de Escritores de la Ciudad de Iowa, EE. UU. En 2007 recibió en Alemania el Premio Anna Seghers por «poseer una lírica extraordinaria y ser su obra una fuente de inspiración para los autores de América Latina».

He leído que Fabián Casas hace ya varios años que no escribe poesía: ¡lástima!.  Su breve obra poética está editada completa en España en el volumen: Horla City y otros (Poesía Completa),  2010, Ed. Seix Barral. El resumen que ofrece la editorial sobre el libro ilustra sobre alguna de las características de su poesía.

«Los objetos comunes, el habla popular, las escenas cotidianas y la anécdota trivial son la fuente de inspiración en estos poemas breves, desprovistos de hermetismo y simulacro. Algo en ellos hace que sean leídos con devoción por personas que habitualmente no leen textos en verso. Aquí están recogidas las palabras más desgastadas por el uso, aquello que nos es más familiar y que damos por supuesto…  una poesía desnuda que no necesita de máscaras para mostrar la belleza del mundo tal y como es. 

Divertido, original y brillante, Fabián Casas cuenta con el favor de la crítica y de sus colegas…Su indudable talento y la excepcional popularidad de su poesía, no exenta de humor y melancolía, lo han convertido en uno de los poetas más leídos de América Latina en la actualidad. En una época de desencanto, Casas hace poesía social, poesía de barrio, y muestra que el amor y la desesperación a veces son la misma cosa.»

Merece la pena acercarse a Fabián Casas. Su obra poética es sorprendente, áspera e inteligente; una línea cercana: contar lo cotidiano con inteligencia. Toda de muy alto nivel; alcanzando algunos de sus poemas el rango de memorables. Como el que hemos traído hoy a Poesía y ciencia o el titulado Sin llaves y a oscuras que no me resisto en reproducir a continuación.

Sin llaves y a oscuras

Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro,
la basura en la mano.

 

 

 

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