Expreso. José María Morón.

Enlace a Expreso de José María Morón

A la vista del número y del renombre de los premiados, el Concurso Nacional de Literatura de 1933, cuyo Jurado estaba compuesto por Manuel Machado, Gerardo Diego y Dámaso Alonso, debió ser especialmente competido.

El primer premio, dotado con 6.000 pta., recayó en Vicente Aleixandre  con su obra La destrucción o el amor. El segundo premio, con 3.000 pta de dotación, lo obtuvo José María Morón por su poemario Minero de estrellas. En el resultado del concurso, se incluyeron 6 accesit entre los que se encontraban: Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y José Antonio Muñoz Rojas. El segundo premiado, José María Morón, obtuvo por la misma obra el año siguiente el Premio Fastenrath de la Real Academia Española.

 

José María Morón Gómez
(En poetasandaluces.com)

Y uno se pregunta cómo sobre un poeta valioso, doblemente laureado, puede haber caído semejante capa de olvido; de forma que hoy es, salvo en el círculo geográfico cercano a su lugar de nacimiento, un desconocido. En la página web poetasandaluces.com, se indica de su figura.

JOSÉ MARÍA MORÓN GÓMEZ nació en Puebla de Guzmán, Huelva, el 9 de febrero de 1897. Poeta vanguardista que forma parte de la tan amplia (y tan desconocida) nómina de los «poetas menores» de la Generación del 27. Su discreta biografía, su carácter retraído y su desinterés por dar a conocer su obra, ha contribuido a que permanezca ignorado, pese a que en 1933 obtuviera el Premio Nacional de Literatura, por su libro «Marinero de estrellas», una de las primeras y más destacadas muestras de la poesía social en los años treinta.

Tras obtener este premio, pasó al más completo olvido, tanto que al principio de la Guerra Civil fue detenido en Nerva y se le dio por fusilado en el bando republicano. Se llegó a publicar una necrológica en «El Mono Azul» y autores como Antonio Machado lamentaron su muerte.

Pero, al parece, se salvó en el último momento y logró vivir largos años durante el franquismo, camuflado de funcionario y ocupado de experimentos poéticos de muy escaso interés, como lograr que todos los versos de un soneto tuvieran, además del mismo número de sílabas, la misma extensión, cuarenta y siete espacios.

José Luis García Martín, en Poetas del novecientos. Entre el modernismo y la vanguardia, lo incluye en la frontera entre el modernismo y las poéticas de la Generación del 27.

La antología anterior, que comienza con una introducción con el expresivo título de «Incluir y excluir. La revisión del canon», en la que reflexiona acerca del hecho de que: «De los casi trescientos poetas españoles nacidos entre 1890 y 1910 que llegaron a obtener algún renombre -publicaron en editoriales reconocidas y en revistas de amplia difusión o prestigio-, apenas suman una docena los que han conseguido ocupar un sitio e, n las páginas de la historia literaria.», sitúa a José María Morón junto otros poetas en su mayoría de carácter modernista como: Fernando Fortún, Rafael Lasso de la Vega, Francisco Vighi, Rogelio Buendía, Rafael Sánchez Mazas o Mauricio Bacarisse; pero también con otros más ligados habitualmente a la generación canónica del 27 como Rosa Chacel, Concha MéndezLucía Sánchez Saornil y José Bergamín.

En el breve texto sobre José María Morón, que precede a una selección de sus poemas entre los que se encuentra Expreso, se resalta que Minero de estrellas es una de las primeras y más destacadas muestras de la poesía social en los años treinta. Se incluye también la calificación del catedrático Jorge Urrutia, para el que la poesía de José María Morón «significó la conciliación de las estéticas neogongorinas y paraproletarias», considerando que «… lo original de Morón era la belleza formal de unos poemas que se referían al mundo obrero de las minas onubenses». 

 

Minero de estrellas. 1936.
(Imprenta Chapado Hermanos. Nerva, Huelva)

Hay que destacar en la recuperación de la vida y la obra de José María Morón la labor de J. A. Pérez Bowie, catedrático de la Universidad de Salamanca, que comenzó su investigación en 1977 y  culminó en 1993 con la edición, por la Diputación Provincial de Huelva, de Minero de estrellas y otros poemas, que incluye un estudio estudio preliminar y biográfico de José María Morón.

Pérez Bowie divide la producción de José María Morón en dos etapas, la primera, previa  a la Guerra Civil y la segunda, posterior a ella. El  tema de la mina marca ambos periodos, pero en la primera etapa observa una poesía próxima al vanguardismo de los años veinte, y en ella se da una combinación de elementos tradicionales con la nueva imaginería de las estéticas antisentimentales de la época, a la par que un compromiso que va siempre más allá de la militancia puntual o de las consignas de partidos políticos. La segunda etapa en la posguerra se caracteriza por un mayor hermetismo, tiende al hipercultismo y a una preocupación formalista que, a veces, alcanza niveles exacerbados.

Destaca Pérez Bowie la calidad formal de la poesía de Morón, que se mantiene alta, exigente y moderna cuando da el paso a la poesía social y política; frente a otros autores que al iniciar las temáticas sociales y políticas, retroceden al siglo XIX en cuanto a estilo y formas.

Resulta muy interesante, como reseña del libro anterior,  el artículo del poeta José Lupiañez publicado en el Suplemento Cuadernos del Sur del Diario Córdoba en 1995, (recuperado en el blog radiaciontransparente.blogspot.com).  Asimismo, con motivo de la última reedición de Minero de estrellas y otros poemas, realizada en 2016, también por la Diputación Provincial de Huelva, hubo una presentación publica en la que participaron descendientes de José María Morón y el profesor Pérez Bowie y que pueden ver en Youtube pulsando aquí.

Expreso

Expreso muestra un conjunto de brillantes imágenes y metáforas de gran riqueza expresiva, aplicadas al ferrocarril que, en ese momento, se encontraba en plena expansión en España.

Nos encontramos ante un soneto de una gran perfección formal, que es clasico, en cuanto a su la utilización de versos endecasílabos, pero que muestra la influencia del parnasianismo francés; cambiando la rima en los cuartetos: del habitual ABBA – ABBA, a ABAB – ABAB. Asimismo los dos tercetos están escritos al estilo del soneto «francoiseses» con las rimas CDC – EDE.

En el primer cuarteto se presenta el ferrocarril, el expreso con la primera metáfora de largo acordeón; ardiendo pues es el carbón humeante el que lo mueve. Hay una serie de imágenes cinemáticas; relacionadas con el movimiento con las ventanas como escaparates  seguidores; con la velocidad.

… a cien rayos por hora persiguiendo
fugas de pueblos, árboles y alcores.

En el segundo cuarteto es metáfora del tren el toro que muge y al que lidia el viento.

corneando el confín y en dos partiendo
la burla de los vientos lidiadores.

En el primer terceto vuelven las imágenes de movimiento en que el expreso deja atras «… las estaciones / telegráficamente transplantadas.» 

El primer verso del terceto final es memorable con esa «expectación de lejanías» que nos sumerge en el poema para ofrecernos la vision de la desviación  (o detención), por cambio de vía,  del tren por el guardavías, (o guardagujas), comparando su accionamiento del cambio de vías con el pase de la muerte que daría un torero.

En una expectación de lejanías…,
cuando pulsa, entre raudas ovaciones,
su pase de la muerte el guardavías.

Un glorioso final.

 

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