«La paz de Utrecht (1713): la reestructuración del equilibrio político europeo y el nuevo orden constitucional español»

Alcázar de San Juan, 3-5 de julio de 2013

Por los tratados de Utrecht y Rastatt, la Monarquía Hispana fue desmantelada y repartida entre las casas de Habsburgo y Borbón, principalmente. El emperador obtuvo los Países Bajos, Milán, Nápoles y Cerdeña, el duque de Saboya se adueñó de Sicilia e Inglaterra de la plaza de Gibraltar y la isla de Menorca, pero Felipe V aun cuando no había sofocado la resistencia de los catalanes obtuvo garantías sobre la posesión de España y las Indias. Los signatarios de las paces de 1713 y 1714 pretendieron, ante todo, elaborar todo un sistema continental que garantizase una paz duradera en Europa. Para ello se dispuso de los repartos como una forma de, sin conculcar los derechos dinásticos, limitar sus efectos y recortar la tendencia a las grandes concentraciones patrimoniales que pudieran constituir el soporte de una Monarquía Universal. L»équilibre européen, constituiría la clave del orden mundial, desterrándose para siempre toda aspiración política universalista, de modo que las principales casas signatarias, Habsburgo y Borbón, renunciaban a la tradición con la que habían construido su poder, una renuncia que afectó tanto a sus relaciones exteriores como al orden interno de sus estados.

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