Accesibilidad de los edificios públicos

David Barrado y Navascués

A los científicos nos cuesta a veces explicar nuestros resultados en palabras sencillas. Parece como si la Ciencia tuviera una barrera invisible. El conjunto de bitácoras de Madri+d intenta ayudar a derribarla. Pero existen más muros, más limitaciones para acceder al conocimiento. En primer lugar, las físicas de los edificios públicos.

Esta afirmación es válida no sólo para el ámbito científico o de la enseñanza, sino para cualquier realidad cotidiana. Un parapléjico o cualquier persona con dificultades en su movilidad se enfrenta diariamente a una verdadera carrera de obstaculos que el resto de los ciudadanos no vemos en la mayoría de las ocasiones.

Una entre las múltiples escaleras de la Facultad de Ciencias de la UAM (subidas y bajadas sin sentido para seguir estando en el mismo nivel).

Sirva como ejemplo la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid, un laberinto  que solo una mente retorcida, o  motivaciones obscuras, podría haber diseñado. Ayer asistí a la defensa de una tesis doctoral allí y contemplé el desolador espectáculo que muestro en la foto. Para alguien en silla de ruedas, moverse por esa edificación es imposible sin la ayuda de un grupo numeroso de gente. He de confesar que en mi centro de trabajo adolecemos de este mismo problema.

Me pregunto si es tan difícil y caro resolver el problema, instalar rampas. ¿No ha tenido el rectorado en todos estos años? Esta reflexión es válida para cualquier otra edificación pública (y privada). Pero obviamente los poderes públicos tienen una responsabilidad directa que debieran asumir.
 

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