Sobre la superficie visible del Sol se aprecian zonas oscuras llamadas manchas solares que surgen, participan de la rotación solar, cambian de forma y tamaño, y se disgregan o desaparecen. Suelen durar varios días, aunque las de mayor tamaño pueden mantenerse varias semanas.

mancha solar

Mancha solar en la región activa AR10675, observada en la línea α (656.3 nm). Tomada con el Telescopio Abierto Holandés (DOT) en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Isla de La Palma). En la esquina inferior derecha se ha superpuesto una imagen de la Tierra en la misma escala, para poder comparar sus tamaños. Créditos: Universidad de Utrecht (Holanda).

Una mancha solar típica presenta una zona interior más oscura, llamada umbra, rodeada de una zona de brillo intermedio y aspecto filamentoso, la penumbra. Las manchas se ven oscuras por su menor temperatura, unos 3700 K en la umbra, frente a los 5700 K de las zonas circundantes. La intensa concentración de campo magnético, que en las manchas puede ser miles de veces mayor que el campo magnético terrestre, inhibe los movimientos convectivos que calientan la fotosfera desde abajo, lo que causa el enfriamiento relativo que hace las manchas más oscuras. En la umbra, el campo magnético es más intenso y prácticamente vertical, mientras que en la penumbra, su intensidad es menor y sus líneas se van poniendo horizontales.

Las manchas o conjuntos de manchas suelen aparecer en grupos bipolares, con la primera mancha (mancha precedente) en el sentido de la rotación solar con una polaridad magnética y la última mancha (o subsecuente) con la polaridad opuesta.




Glosario: «100 conceptos básicos de Astronomía»

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