De animales y hombres

Desde Darwin, el ser humano ha buscado un rasgo biológico que le haga diferente y “único” del resto del reino animal. Incluso nuestra pertenencia al género homo, género diferente al de los primates, es más artificial que evolutiva. Características como el altruismo o la paciencia han sido considerados atributos exclusivamente humanos… ¿o no lo son tanto?

 

 

¿Qué nos diferencia de los animales? La respuesta no es fácil. El descubrimiento de la evolución en el siglo XIX, que implicaba un origen común para todas las especies, no permitía considerarnos una especie creada de forma distinta al resto. Este hecho indujo la necesidad de afirmarnos como “diferentes” frente al resto de animales.  El lenguaje, la utilización de herramientas, la capacidad de transformar el entorno…no hay consenso científico sobre qué nos hace diferentes. Lo que sí se ha hecho es intentar definir cualidades exclusivamente humanas. Algunos autores opinan que la paciencia, la capacidad de esperar para obtener un mejor resultado, podría ser la respuesta, ya que sugiere una percepción de futuro. Sin embargo, un estudio reciente utilizando chimpancés y bonobos (los primates más emparentados con el hombre), ha mostrado que ambos son capaces de esperar hasta dos minutos con la esperanza de obtener más comida, algo no observado previamente en otros monos. Experimentos semejantes con humanos mostraron que tenemos menos paciencia que los chimpancés si el tiempo de espera es de dos minutos. Sin embargo, si el premio es dinero en vez de comida, la espera se nos hace más corta. Por tanto, en algunas situaciones los primates también tienen paciencia, lo que sugiere un origen evolutivo anterior a la aparición de la especie humana.

Las personas nos ayudamos entre nosotros, muchas veces sin ganancia personal inmediata y empleando un cierto esfuerzo, incluso entre individuos no relacionados. A esta virtud se la denomina altruismo, y es considerada una cualidad eminente humana. Bajo ciertas restricciones los chimpancés muestran un cierto grado de altruismo (ayudan a humanos con los que han establecido vínculos, si el esfuerzo es bajo, y no está claro que ayuden a otro chimpancé). Un trabajo reciente sugiere, usando una curiosa metodología, que los chimpancés presentan un grado de altruismo semejante al de un niño humano. Ambos, a pesar de que no obtenían premio a cambio, le alcanzaban un palo/lápiz a un humano adulto que trataba de cogerlo sin éxito, incluso si se les exigía sortear obstáculos para ayudarle. Determinar experimentalmente el altruismo entre chimpancés requirió una aproximación diferente. Un chimpancé trataba de alcanzar la comida situada en otra habitación. La puerta sólo podía ser abierta por un segundo chimpancé, que no recibía nada a cambio y que percibía los esfuerzos del primero, accionando el mecanismo de manera altruista. En el caso de que no  tratara de entrar en la habitación controlada por el segundo sujeto (ya que la comida no se ponía en esa sala, sino en una tercera cuya apertura no dependía del chimpancé), el porcentaje de comportamiento altruista bajaba significativamente. Estos resultados sugieren que el altruismo no surgió en humanos de novo, sino en el ancestro común entre nosotros y los chimpancés.

El comportamiento humano no siempre sigue los dictados de la lógica racional. Un ejemplo claro es el valor de la posesión (endowment): un objeto aumenta de valía para el sujeto por el mero hecho de pertenecerle, aunque objetivamente no haya cambiado. Esto podría obstaculizar el intercambio de bienes y el comercio, aunque en ausencia de derechos de propiedad sería una forma de asegurar lo conseguido frente a lo que se podría conseguir. Sorprendentemente, los chimpancés muestran un comportamiento semejante al humano en cuanto a comida se refiere: la preferencia por el zumo de naranja congelado frente a la mantequilla de cacahuete aumenta si ya está en su poder. Este fenómeno de posesión disminuye si se trata de objetos; aunque no se trataba de útiles propiamente dichos sino de juguetes. A pesar de que los autores reconocen que no pueden excluir otras posibilidades, la más plausible sugiere que los chimpancés también aprecian más pájaro  en mano que ciento volando. Los primates son pacientes, altruistas, con sentido de la propiedad, y no contaminan. ¿Quién es más humano?

 

Francisco A. Martín, PhD.

CBM (CSIC-UAM)

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9 comentarios

  1. Muy interesante el tema que has tratado. Creo que todos los animales compartimos características semejantes, es lógico, ya que tenemos mucho en común. Pero -y no creo que sea mirarse el ombligo- en los seres humanos se ha producido un salto cualitativo en el desarrollo de su conciencia. No estoy hablando de ser peor o mejor que los animales, sino de ser diferente. Los seres humanos tenemos un nivel de autoconciencia como individuos y como especie que no tienen los animales. Algunos animales tienen cierto nivel de inteligencia, algunas especies mucho; otros pueden tener cierto nivel de altruísmo, puede que también mucho, o de paciencia… es decir, algunas especies pueden compartir -en mayor o menor medida- características comunes con los seres humanos. Pero ellos no pueden hacer filosofía, porque no pueden comprenderse a sí mismos, ni ciencia, porque no pueden comprender el mundo, ni tampoco transformarlo en el grado que lo hacemos nosotros. Y eso es, en mi opinión, lo que nos hace humanos, buenos o malos, que eso ya es otra cuestión.

  2. Es claro que en cuanto a transformar el entorno, y comprenderlo, no existe ningún animal que lo pueda hacer en el grado que lo hace el hombre…occidental. No hay que olvidar que tribus africanas, por ejemplo, no conocen la ciencia ni la filosofía como la entendemos nosotros, y no por eso son menos humanos. Hace 10000 años eramos tan humanos como ahora, y no conocíamos el mundo tan en detalle como ahora. Es verdad que cada vez el conocimiento humano es mayor, sobre todo en los ultimos siglos, pero pienso que la diferencia del humano respecto a los demas animales no estriba en ello.Creo que lo que nos hace humanos hoy nos hacia humanos hace 50000 años.
    Un detalle que queria destacar en el post es la semejanza profunda que nos une a los primates en cuanto a "personalidad", sobre todo en detalles humanos como el altruismo.

  3. Cuando hablamos de que el ser humano hace ciencia o filosofía, no se puede uno referir a un ser humano en particular, ni a un grupo, ni a un país… sino al ser humano como especie. El hecho de que una persona en particular, o un grupo, no conozca la ciencia no significa que el ser humano como tal, es decir, en su conjunto, como especie, no sea capaz de entender la naturaleza a través del conocimiento científico. Que una tribu africana no conozca la ciencia tal como nosotros la entendemos, como muy bien dice Francisco, (y también habría que ver si en el fondo no hacen ciencia de una u otra forma) no dice nada del ser humano en su conjunto. En cuanto a que hace 10.000 años éramos tan humanos como ahora y no conocíamos el mundo tan en detalle, es lógico, la sociedad evoluciona, y los conocimientos evolucionan también: un bebé no habla nada más nacer. Pero si pensamos en lo que la humanidad conoce desde hace miles de años, probablemente estaríamos de acuerdo con lo que dice Asimov: que somos seres curiosos por naturaleza. Los niveles de conocimiento en campos como la astronomía que tenían en Mesopotamia hace miles de años son asombrosos; también en Mesopotamia tenían niveles avanzados de conocimientos médicos: transplantes de corazón no hacían, claro, pero ya tenían catalogados cientos de plantas y otras substancias curativas; en el Antiguo Egipto se practicaban ya cesáreas y otras operaciones quirúrgicas sencillas. Hace más de 2.000 años, Eratóstenes no sólo dijo que la tierra era redonda, sino que midió también su circunferencia, y con bastante aproximación… Los griegos estuvieron a un paso de descubrir el cálculo infinitesimal… en fin, que el ser humano piensa, filosofa y hace ciencia desde que está en esta Tierra. Y que no me digan que una tribu de no sé dónde no lo hace… no hay que irse tan lejos para encontrar personas acientíficas, aquí mismo en nuestro país encontraríamos suculentos ejemplos…

  4. Me parecio muy interesante ya que los estudiantes nesecitamos saber como realmente somos nosotros los humanos y tompoco somos diferentes a los animales porque somos todos iguales

  5. pues me gusta la explicasion de los escritores
    es muy interesante el como se pusieron apensar los diferensias de animales a hombres

  6. Estimado francisco, tocayo,
    es bonito el título: "De animales y Hombres". Podría haberlo utilizado el autor de Milenium para ese catálogo de procedimientos de cómo llegar a ser un bestia (cortesía de Donna Leon). No sé por qué me viene a la mente "Sobre Heroes y Tumbas" de Sábato. Francisco A. Martin utiliza el método reduccionista para acometer la tarea de captar la diferencia radical entre animales y humanos. Para tal apuntamiento de diferencias radicales siempre se suele citar algún "estudio reciente" realizado entre chimpances o bonobos, que manipulando astutamente "egoismos" etológicos innatos de esos animales arroja como resultado inapelable la demostración de que somos unas malas bestezuelas. O lo que es lo mismo, unos pobres diablos. Cualquier dia algún profesor americano saltará a la palestra con un estudio que venga a demostrar la capacidad innata de los bonobos para la lírica o para las categorías abstractas. Seguro que no faltará algún Porcell (Baltasar) con su veredicto: "Ya veis, no era para tanto) Mi perro entierra su hueso con la "idea" de comerselo mañana. Y cuando abro la puerta del frigorífico siempre acude, sin fallo posible; adora las salchichas. Esta permanente comparación niveladora entre animales y humanos resulta ya superfetatoria(cortesía de J.A.Marina) El maestro Darwin rebajó todas nuestras ínfulas angélicas a nivel cero. Pero no para humillarnos sino para enseñarnos cordura. No somos animales, es decir, somos humanos en la medida en que no somos animales. Lo humano consiste en eso: en negar lo animal en nosotros, o en trascenderlo. Lo humano es una invención. Por supuesto que estamos hechos con los mismos materiales que el resto de los seres vivos. Una de las afirmaciones de Morris es que no puede haber otra forma de vida: donde quiera que se autoorganice en el universo materia orgánica y vida ha de ser de manera semejante a la de la Tierra, la materia tiene sus servidumbres, "Alliens como tu y yo". S.C.Morris.
    A mi me gusta la idea de las "propiedades emergentes". Me parece que ya está en Darwin esta idea. En todo caso yo se la he leido a Bunge. Cada estado organizativo de la materia produce nuevas entidades o formas del ser independientes y autónomas de su nivel de procedencia: (saltos cualitativos) una molécula de ADN no es un montón de átomos; de la organización concreta de esos átomos, o sea, de la forma, depende todo lo que los biólogos nos describen como funcionamiento de la vida. La mente (o espíritu en el sentido que le dan los alemanes) es una propiedad emergente del cerebro físico de los humanos y solo puede emerger de esa organización concreta de la materia, que a su vez engendra sus propias reglas inconmensurables con el nivel de donde proceden. La conciencia y la autoconciencia conducen al terror de estar vivo, a la lógica, al conocimiento de tener que perecer y desaparecer; y al terror de sabernos sometidos a las mismas leyes de la naturaleza que el resto de los seres vivos, cuyo principio central es comer o ser comido. Esta si es una diferencia radical. Los animales la practican, pero la ignoran. Una autoconciencia dotada de la sensibilidad (dolor) que tambien acompaña al humano en su desarrollo no puede sino rebelarse contra tal destino. E inventarse uno nuevo a la medida de sus sueños y deseos. Según Ferris, ese sueño consiste en el conocimiento faustico del Universo. Y tambien a la visión de Atonio Gamoneda contemplando a su adorable nieta: "una flor al borde del abismo". Puro dolor.
    Sin duda estamos de acuerdo con Asimov, Raquel, cómo no estarlo. Y con el espíritu lúdico que le subyace. Porque la materia tambien nos regala otras cosas; el placer, el gozo, la alegría de estar vivos, la variada gama de las sensaciones que nos proporcionan los sentidos, la humilde esperanza, ese color de paja seca entre las encinas, la compañía, el compañerismo, el no estar solos, el compartir este destino humano que nos iguala radicalmente. Un saludo

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