Demonio de Tasmania: la secuenciación de su genoma acude al rescate

Existen ocasiones en las que la biotecnología y la ecología se dan la mano. Las tecnologías de nueva generación desarrolladas para secuenciar el ADN a gran escala pueden permitir a los científicos ayudar al demonio de Tasmania a combatir una enfermedad que diezma sus poblaciones y amenaza con extinguirlo.

 

No es la primera vez que hablo en este blog de las tecnologías de secuenciación de ADN de nueva generación, y afortunadamente es muy probable que esta tampoco sea la última. La pléyade de aplicaciones que posibilitan estas tecnologías es enorme; en este caso presento un ejemplo de cómo pueden contribuir a la conservación de una especie emblemática de Nueva Zelanda: el demonio de Tasmania. 

 

Esta especie se encuentra amenazada desde hace varios años por la expansión de un tipo de cáncer conocido como tumor facial. Al contrario que la mayoría de las enfermedades tumorales, esta sí es contagiosa y se transmite de unos individuos a otros a través de las mordeduras. La buena noticia, publicada recientemente en la revista Nature, es que hay un grupo de científicos que está utilizando las tecnologías de secuenciación de ADN de nueva generación para analizar el genoma de estos animales, incluyendo tanto a los individuos que sucumben a la enfermedad como a aquellos que se muestran resistentes a la misma. Las diferencias encontradas entre los genomas de unos y otros han permitido a los científicos encontrar lo que ellos llaman firma genética de resistencia contra la enfermedad: esto es, las partes concretas del genoma en las que los animales resistentes al tumor se diferencian de los sensibles al mismo. La propuesta subsiguiente de los científicos a los responsables de la gestión de la fauna es esta: tomar los animales pertenecientes a los programas de cría en cautividad, analizar en ellos las partes del genoma implicadas en la resistencia a la enfermedad para deducir cuáles de ellos son genéticamente resistentes y utilizarlos selectivamente en el proceso de cría en cautividad, descartando a los no resistentes. Por el momento, los gestores de estos programas se toman con cautela la propuesta, ya que ven en ella dos problemas: por un lado, consideran que la firma genética no está suficientemente bien caracterizada, ya que no se sabe con exactitud cuáles son los genes implicados en la resistencia al tumor facial; y por otro, temen que la selección de individuos resistentes con genotipos homogéneos disminuya la variabilidad genética de las poblaciones descendientes, lo cual aumenta el riesgo de que estas poblaciones o sus descendientes sean aniquiladas por nuevas enfermedades frente a las cuales los genotipos previamente seleccionados no sean  resistentes. Los científicos que han llevado a cabo el trabajo de secuenciación aseguran, no obstante, que están generando nuevos datos que les permitirán concretar los genes implicados en la resistencia a este tipo de cáncer y esperan que su trabajo sea aplicado finalmente a la conservación de este simpático marsupial que ha llegado a todos nosotros a través de los dibujos animados.

 

Fernando Carrasco (CBMSO)

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3 comentarios

  1. Es una información importantísima para todas aquellas personas que se dedican a la conservación. Abre nuevas posibilidades para resolver problemas que de otra forma acabarían con la extinción de la especie. Estaremos atentos a la evolución de la experiencia.
    Un saludo.

  2. Me parece muy bonito k se reserve y se cuide todo Aquello k la naturaleza nos da

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