La clonación lanuda: el mamut que vino del frío…

Tras estafar, amenazar a becarias y, posiblemente, desviar una bonita suma de dólares, el surcoreano Woo-Suk Hwang pasó de héroe a villano en la Universidad Nacional de Seúl. Todo apuntaba a su hundimiento definitivo. Nada más lejos de la realidad. Todavía con las denuncias calientes reapareció –o por lo menos su equipo- con la clonación de dos lobas -Snuwolf y Snuwolffy- que se sumaban a la docena de animales previamente clonados –desde ratones hasta monos, pasando por ratas, vacas o perros-. Ahora, un lustro más tarde, nuestro antihéroe vuelve a rizar el rizo populista con el proyecto de una nueva clonación. Nada más y nada menos que un mamut, lanudo, para más señas.
No deja de sorprenderme. Descubierto, perseguido, defenestrado, condenado, inhabilitado –o eso creía- y de nuevo a las portadas de los principales medios de comunicación como monstruo científico que es. Realmente, el caso del surcoreano Woo-Suk Hwang es de guinness –o de juzgado de guardia-. Tras anunciar y publicar, a mediados de la pasada década, en varios artículos de la prestigiosa revista Science la clonación de embriones humanos, sendas denuncias, incluso de antiguos colaboradores, sacaron a la luz que, no sólo se había inventado la mayoría de los resultados, sino que, además, había abusado de sus becarias obligándolas a donar sus ovocitos. En pocos días paso de héroe a villano en la Universidad Nacional de Seúl. Todo apuntaba a su hundimiento definitivo. Nada más lejos de la realidad. Todavía con las denuncias calientes reapareció –o por lo menos su equipo- con la clonación de dos lobas  –Snuwolf y Snuwolffy– que se sumaban a la docena de animales previamente clonados –desde ratones hasta monos, pasando por ratas, vacas o perros-. Ahora, un lustro más tarde, nuestro antihéroe vuelve a rizar el rizo populista con el proyecto de una nueva clonación. Nada más y nada menos que un mamut, lanudo, para más señas.(extracto de un artículo publicado en El Cultural).
Secuencia del ADN de Mamut
Secuencia del ADN de mamut
Transferencia nuclear
Para la ciencia sigue siendo un misterio la causa última de la extinción de los mamuts hace algo más de 3500 años. Aunque el fantasma del cambio climático sobrevolaba ya aquella época, otros científicos apuntan a agentes infecciosos.
Según se ha hecho público, un grupo de científicos rusos prepara la próxima clonación de aquel Mamut lanudo que pastaba por las estepas siberianas de Yakutia hace más de 10.000 años. Según se comenta desde el Instituto de Ecología Aplicada de Siberia, en esta ocasión se pretende realizar algo parecido a lo que dio origen a la famosa oveja Dolly, pero mezclando dos especies distintas –algo lógico si se tiene en cuenta que uno de los participantes lleva extinto miles de años-. La clonación terapéutica –clonación somática en este caso- permitirá insertar el núcleo de células del mamut -encontrado bien conservado en permafrost– en un óvulo enucleado de elefanta india, el pariente vivo genéticamente más cercano.
¿Y dónde situaríamos al polémico especialista surcoreano? Pues en el epicentro del proyecto. Al parecer, Woo-Suk Hwang ha firmado un convenio con la universidad rusa de Yakutia para abordar y compartir protocolos y conocimientos –que, fraudes aparte, este científico tiene de sobra- encaminados a la paquidérmica clonación. Las primeras pruebas con tejido del mamut comenzarían a finales de año en Corea del Sur. De hecho, de ir todo bien, el grupo constituido por científicos surcoreanos, rusos y chinos podría tener, según alardean, un mamutcito en un par de años. El paso limitante sería, en principio, encontrar células viables para la transferencia nuclear.
Clonación por “concentración”
Delirios clonadores no son actuales. Ni siquiera referente al mamut lanudo. Poco después de la exposición exótica del mamut de Yukagir en la Expo-2005 de Aichi, en Japón, científicos nipones aseguraron estar preparados para su clonación; eso sí, tras un debate concienzudo de los aspectos éticos y posibles consecuencias para la biodiversidad. El proboscídeo, encontrado por unos cazadores de renos un par de años antes, era un macho de unos 40-50 años. En aquella ocasión, investigadores del Centro de Biotecnología ruso de Novosibirsk también aseguraron tener células perfectamente conservadas. El procedimiento, sin embargo, difería del anteriormente descrito, la transferencia nuclear, y consistía en insertar células del lanudo, crecidas in vitro, en embriones tempranos de la susodicha elefanta india. Esto, lógicamente, produciría una quimera –animal híbrido entre dos especies-. El procedimiento se repetiría varias veces hasta conseguir una pureza del mamut versus elefante cercana al 90%. Al parecer, un comentario posterior en la revista Nature señalaba la dificultad de tal proeza.
Otras clonaciones
Por supuesto, la del mamut no constituye la primera idea –descabellada o no- de clonación y recuperación de un animal extinto. Utilizando material genético y técnicas híbridas entre clonación y transgénesis, un grupo de científicos propuso a principio de la presente década la “resurrección” del tilacino, lobo de Tasmania o lobo marsupial –Thylacinus cynocephalus-, desaparecido desde 1936, utilizando, para ello, una especie completamente distinta, el dingo, esto es, una especie de perro salvaje de Australia y Tasmania, como donador de óvulos donde insertar el material genético del animal a recuperar.
Además del tilacino, el rinoceronte blanco del norte del Congo, del que no deben quedar más de una docena de ejemplares, si acaso, podría ver su peculiar tabla de salvación en esta tecnología de la clonación -somática o mosaica-. Para ello, investigadores pertenecientes a la Royal Zoological Society y la Universidad de Edimburgo propusieron mezclar células reprogramadas de la piel de uno de estos escasos mamíferos con embriones de una especie hermana, el rinoceronte del sur, para obtener quimeras con la esperanza de que se colonice la línea germinal. No hay novedad “en este frente” aún.
Finalmente, dejando a nuestra especie al margen, la clonación de animales ha visto en la transferencia nuclear un método efectivo de reproducción “a la carta”: además de la mencionada Dolly, otras ovejas clonadas y transgénicas –como Polly– han visto cómo diferentes factores y proteínas humanas -factor de coagulación IX o antitripsina alfa 1, por ejemplo- con posible finalidad farmacológica se acumulaban en su leche mediante la conducción del transgén deseado con el promotor de la beta-lactoglobulina. Asimismo, se han podido obtener vacas argentinas clonadas y transgénicas enriquecidas con la hormona de crecimiento bovino que producen hasta un 20% más de leche. Sin embargo, toda tecnología innovadora puede desarrollar su faceta más pintoresca. Varias empresas estadounidenses o coreanas se ofrecen para clonar mascotas por unas decenas de miles de euros. De hecho, a finales de enero de 2009 se anunciaba a bombo y platillo la obtención de un nuevo perro clonado comercialmente para mitigar la pena de una familia que, por unos 155.000 dólares, volvió a sentir la presencia de su labrador fallecido. Si es que hay gente para todo…
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