Arrendajos y retamas. Un tándem importante para la expansión de los encinares en el centro de la Península Ibérica.

Autores: Pedro Villar-Salvador, Lorenzo Pérez Camacho y Jesús A. Cuevas. Departamento de Ecología, Universidad de Alcalá (Grupo UAH, Programa de Investigación REMEDINAL-2)

Paseando recientemente por un retamar en el norte de la Comunidad de Madrid, al que hacía muchos años que no visitaba, noté que su aspecto había cambiado. No era tanto que las retamas (Retama sphaerocarpa) fuesen más grandes y viejas o más numerosas, sino que habían aparecido pequeñas encinas y otros arbustos típicos de los encinares salpicados por el retamar. Es decir, el encinar próximo estaba expandiéndose hacia el retamar. Lo más curioso fue observar que la mayor parte de estas nuevas plantas crecían junto a las retamas o debajo de ellas (Foto 1) y muy pocas aparecían salpicadas por los grandes claros que había entre las retamas o en los pastizales adyacentes desprovistos de retamas. Ello me hizo recordar el gran papel que tienen los arbustos y algunos animales en la expansión de algunos tipos de bosques como los encinares, robledales o los sabinares. Los seres humanos realizamos ingentes esfuerzos para establecer masas forestales pero a menudo no somos conscientes de que otros organismos también contribuyen de manera importante e inexorable a la expansión de los bosques y, lo que es fundamental, ¡gratis! Este es el caso del tándem arrendajo eurosiberiano (Garrulus glandarius)-retama, que ayuda a la expansión y regeneración de los encinares.

Foto 1
Foto 1. Retama con un ejemplar joven de encina creciendo debajo de una retama.

La expansión de las encinas hacia el retamar cuenta como primer aliado con el arrendajo. Esta ave forestal de la familia de los córvidos habita principalmente en encinares y robledales y le chiflan las bellotas de encina (Video 1). Tiene un peculiar hábito que consiste en esconder bellotas en determinados puntos de su territorio en otoño, cuando estas están maduras y listas para su dispersión. Con este comportamiento, el arrendajo consigue un almacén altamente energético con el que alimentarse durante el duro invierno. El arrendajo es una especie forestal por lo que concentra su esfuerzo de esconder bellotas en el interior de los encinares y robledales, colaborando a que los bosques se cierren. Sin embargo, también dispersan bellotas a los retamares cuando estos bosques se encuentran próximos a un retamar, colaborando en la expansión de los bosques. Esto lo hacen desde las encinas que están en el borde del bosque con el retamar, pero sobretodo desde encinas aisladas dentro del retamar. Por ello es muy importante conservar y promocionar estos ejemplares de encina solitarios. Curiosamente los arrendajos esconden las bellotas preferentemente debajo de las retamas, evitando los claros. Es posible que las retamas pueden representar hitos que ayuden a recordar más tarde donde han sido escondidas las bellotas, pero además pueden brindar a los arrendajos cierta protección en estos medios tan abiertos y expuestos a los depredadores. Más adelante, a lo largo del invierno y la primavera el arrendajo recupera las bellotas cuando otros alimentos escasean. Y es aquí donde empieza lo más interesante para la encina: el arrendajo tiene sus despistes y una parte de las bellotas no son recuperadas por los arrendajos, ni tampoco encontradas por otros depredadores que merodean por los retamares, como los ratones, jabalíes, corzos y ovejas. Además, algunos arrendajos mueren o son depredados durante el invierno con lo que todo su almacén de bellotas cae en el olvido. Se ha constatado que un 10% de las bellotas de las encinas dispersadas por estas aves no son recuperadas o depredadas. Este hecho es muy importante para la expansión de la encina porque implica que un gran número de bellotas quedan intactas y están listas para germinar en la primavera siguiente y producir plantitas. Esto cobra aun mayor relevancia si tenemos en cuenta que el arrendajo es una especie relativamente abundante y ampliamente distribuida en España, y que un solo arrendajo puede dispersar varios miles de bellotas en una temporada, lo que da una idea del potencial “repoblador” que tiene esta ave. En este sentido, se ha estimado que el coste económico que supondría reemplazar el servicio de repoblación de robles que hace una pareja de arrendajos en una zona forestal de Suecia por los procedimientos convencionales de repoblación forestal, varía entre los 3.800 y los 17.300 € según la repoblación fuese por siembra directa de bellotas o una plantación de plantas previamente cultivadas en un vivero3.

Pero la influencia de la retama no se reduce a la atracción sobre los arrendajos en otoño e invierno, también se extiende a las bellotas olvidadas en la primavera, el verano y más allá. Las bellotas germinan mejor en primavera y sobreviven en mayor número a la sequía del verano debajo de la copa de las retamas que en los claros del retamar. Después, la influencia de la retama sobre las plantitas de encina continúa, pues estos juveniles se encuentran más resguardados de las fuertes heladas invernales y de los herbívoros bajo las retamas1. Además de a los arrendajos, los arbustos mediterráneos como la retama atraen a algunas pequeñas aves frugívoras que usan los arbustos como posaderos o se alimentan sobre los arbustos. Estas aves defecan semillas intactas de muchas especies típicamente forestales como el enebro, el majuelo, la esparraguera o los rosales silvestres, que se concentran debajo de estos arbustos. Al igual que la retama, estos arbustos también ayudan al establecimiento de las plantitas jóvenes de estas especies.

Por ello cuando paseemos por el campo debemos recordar el importante papel que desempeñan algunas aves y arbustos en la expansión de los bosques y el elevado impacto que pueden tener cambios en sus poblaciones en dicho proceso.

 

Bibliografía

1. R. Zamora; J. Castro; J.M. Gómez; D. García; J.A. Hódar, L. Gómez y E. Baraza 2001. El papel de los matorrales en la regeneración forestal. Quercus 187:41-47.

2. J. Pons, J. y J.G. Pausas 2007. Acorn dispersal estimated by radio-tracking. Oecologia. 153: 903-911.

3. C. Hougner, J. Colding, T. Söderqvist 2006. Economic valuation of a seed dispersal service in the Stockholm National Urban Park, Sweden. Ecological Economics 59: 364-374.

 

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