El autor ha terminado la sección titulada Causas de Variabilidad, en la cual ha presentado  el trabajo de Lamarck sin mencionar su nombre.  Comienza ahora otra sección cuyo título vuelve a recordar directamente a Lamarck: Effects of Habit and the use and disuse of Parts. ¿Mencionará el autor en alguna ocasión adecuadamente sus fuentes? No en lo que se refiere a varios autores. Entre ellos,  Lamarck. No obstante,  sus ejemplos no tienen nada que envidiar al de la jirafa, con el que la tradición se ha encargado de ocultar la obra de un científico pionero para que destaque así la atrevida síntesis de quien se atrevió a copiarlo interesadamente.

 

 

En el párrafo que hace el número quince en la obra, un ausente Lamarck preside de nuevo la escena:

 

Changed habits produce an inherited effect as in the period of the flowering of plants when transported from one climate to another. With animals the increased use or disuse of parts has had a more marked influence; thus I find in the domestic duck that the bones of the wing weigh less and the bones of the leg more, in proportion to the whole skeleton, than do the same bones in the wild duck; and this change may be safely attributed to the domestic duck flying much less, and walking more, than its wild parents. The great and inherited development of the udders in cows and goats in countries where they are habitually milked, in comparison with these organs in other countries, is probably another instance of the effects of use. Not one of our domestic animals can be named which has not in some country drooping ears; and the view which has been suggested that the drooping is due to disuse of the muscles of the ear, from the animals being seldom much alarmed, seems probable.

 

 

El cambio de costumbres tiene un efecto hereditario, como en la época de la floración de las plantas cuando se transportan de un clima a otro. En los animales el aumento del uso o desuso de las partes ha tenido una influencia más marcada; encuentro así en el pato doméstico que los huesos del ala pesan menos y los huesos de la pierna más, en proporción a todo el esqueleto, que los mismos huesos en el pato salvaje, y este cambio puede atribuirse con seguridad a los patos domésticos que vuelan mucho menos y caminan más, que sus antepasados salvajes. El gran desarrollo heredado de las ubres de las vacas y cabras en países donde son habitualmente ordeñadas, en comparación con estos órganos en otros países, es, probablemente, otro ejemplo de los efectos del uso. Ni uno solo de los animales domésticos pueden ser nombrados, que no tiene en algunos países orejas caídas, y parece probable, como se ha sugerido, que la caída se debe a la falta de uso de los músculos de la oreja, de los animales que rara vez se han alarmado mucho.

 

 

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