En su novela titulada Morpho Eugenia, incluida en el volumen «Ángeles e Insectos», Antonia S. Byatt describe a una familia de clase alta en la sociedad victoriana. William Adamson es un entomólogo aventurero que ha regresado a Inglaterra después de un naufragio y se dispone a ordenar la colección de objetos de Historia Natural de sir Harold Alabaster, a quien ha vendido algunos ejemplares.

En las conversaciones entre los protagonistas aparecen a menudo citados Darwin y Wallace,  de modo que, durante la lectura la sensación es contradictoria.   Por un lado,  el lector se ve sumergido en la época.  Así ocurre cuando se describe el incendio del barco que transportaba al aventurero Wallace en 1852.  No obstante,  en otras ocasiones da la impresión de que la autora no ha sabido situarse en el contexto  histórico y, ahorrando esfuerzo,  ha transportado a la época victoriana ideas y situaciones actuales. Así por ejemplo cuando,  en mención tomada por los pelos,  habla de Darwin como si fuese una celebridad:

Un amigo de Charles Darwin le había contado una vez que casi ninguna mujer estaba preparada para cuestionarse las verdades de la religión.

En una conversación entre los protagonistas aparece un interesante razonamiento incompleto que hoy vamos a completar. El protagonista, William Adamson, ha dejado unas páginas que él mismo ha escrito a la señora Matty Crompton, la institutriz,  para que las lea y las comente. Dice la señora Crompton refiriéndose a unos hipotéticos seres de generaciones futuras:

 

–       Muchos, la mayoría,  no tendrían su humildad y su prudencia espiritual.

 

 

Y el señor Adamson le contesta:

 

–         ¿Eso cree? Los que no aceptan los descubrimientos del señor Darwin se dividen en los que están muy enfadados y completamente seguros de que tienen razón (los que dan patadas a piedras imaginarias, como el doctor Johnson cuando refuta a Berkeley), y aquellos como sir Harald, cuya búsqueda de garantías, de confirmaciones de su fe está cargada de problemas, de angustia en realidad.

 

Curioso párrafo que se antoja más propio de una mentalidad bien anclada en el  presente que de la  época que la novela pretende describir y que, como indicaba, vamos a corregir hoy.

 

Entre aquellos que no aceptamos  los descubrimientos del señor Darwin,  tanto hoy como hace ciento cincuenta años, podemos establecer además de los indicados por Adamson (Byatt) un tercer grupo.  La tercera vía está formada por quienes no estamos ni enfadados o seguros de tener razón , ni tampoco particularmente angustiados buscando garantías de nada.  Simplemente ocurre que no nos gusta que nos tomen el pelo y no vemos descubrimiento alguno en la obra de Darwin, sino más bien mixtificación científica. Es decir, juegos de palabras.

 

Esta tercera vía, que  la señora Byatt  ignora, pudo haber sido precisamente la principal en la época que ella pretendía describir en su novela. Ahora bien, de haberla tenido en cuenta, su novela habría tenido mucho menos éxito, puesto que tal realidad no es del gusto de las editoriales. Podemos decir casi con seguridad que su ignorancia ha salvado a la novela del olvido, sumiéndola en la vulgaridad.

 

Referencia

 

AS Byatt. Ángeles e Insectos. Anagrama Barcelona. 1992.

 

 

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5 comentarios

  1. Byatt es una escritora muy culta y que suele conocer a la perfección el tiempo del que escribe. Teniendo esto en cuenta, yo creo que Byatt es perfectamente consciente del «fallo» que apuntas pero, como bien dices, habla desde el presente para no toparse con las editoriales (que, además, son las mismas editoriales británicas para las que Darwin está sólo un peldaño bajo Dios en la escalera de la vida….)
    Aprovecho para darte la enhorabuena por el blog… además de estar de acuerdo con tu visión, me río muchísimo con algunas de tus entradas.

  2. Gracias, Yareta, por el comentario.

    Según mi interpretación, no muy distante de lo que usted indica por lo que veo, Byatt se ha visto en la tesitura de elegir entre un texto decente y un best seller optando sin dudarlo por la segunda alternativa. Adular a Darwin y ascender es una estrategia muy frecuente en la ciencia. También en la literatura,…………..

  3. Sin duda es una explicación, pero debo reconocer que no acaba de convencerme. Byatt es una escritora reconocida y aplaudida. Cuando publicó Angeles e insectos ya había tenido éxitos notables y no creo que, en aquellos momentos, tuviera que «suplicar» a los editores la publicación de una nueva novela o cambiar partes de esta por imperativo editorial.

    Otra explicación posible es que el darwinismo está tan arraigado en la mentalidad culta anglosajona que ni siquiera esta mujer fue capaz de renegar de Darwin en su obra.

    Hay una tercera explicación muy distinta de las anteriores y que es mi favorita: es posible que Byatt quisiera dotar a su personaje, el Sr. Adamson, de un aura de modernismo. Y la forma de transmitir la idea de que, como científico, este personaje «estaba al día» y aceptaba las recientes ideas, por aquel entonces -no lo olvidemos- rechazadas por los estamentos más conservadores, es hacerle decir este tipo de cosas. Si esta explicación es correcta, sin duda Byatt se extralimitó un poco, pero no creo que mucha gente se de cuenta. Al final la idea de «Adamson es un científico moderno» es lo que prevalece.

    Como científica, sé muy bien que en ciencia sigue resultando rentable adular a Darwin. No sé si esto ocurre también en literatura no científica, porque la verdad es que de literatura de ficción apenas sé nada …estaría bien conocer otros ejemplos.

  4. Seguro que, como usted dice, Byatt quiso dotar a su personaje de un aura de modernismo. El problema es que su modernismo no podía salirse de su época y tendría que ser modernismo del siglo XIX y no actual.

    Sospecho que los estamentos conservadores, como usted dice, no rechazaban las ideas de Darwin por modernas ni por revolucionarias, como se nos viene contando, sino más bien por torpes. A este respecto le invito a leer los comentarios a El Origen de las Especies, párrafo a párrafo, en donde se pone de manifiesto, hasta qué punto la obra confusa e imprecisa de un principiante ha sido elevada a «obra maestra de la ciencia».

    Un cordial saludo

  5. Totalmente de acuerdo con su comentario.
    El problema es que estas ideas no son sólo torpes sino que siguen siendo transmitidas como verdades absolutas. De aquí la importancia de blogs como los que usted publica.
    Gracias de nuevo y un saludo

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