El caso del roble según de Candolle en el sexagésimo noveno párrafo de El Origen de las Especies

 

Alphonse de Candolle escribió varios libros sobre botánica. Entre ellos uno titulado “Introduction à l’étude de la botanique, ou traité élémentaire de cette science ; contenant l’organographie, la physiologie, la méthodologie, la géographie des plantes, un aperçu des fossiles végétaux, de la botanique médicale, et de l’histoire de la botanique”. En éste volumen se dedican catorce páginas a la taxonomía.  Otro libro  de Alphonse de Candolle es el resumen de las leyes de la nomenclatura botánica,  en cuya página 14 (Art 8 del capítulo 2) se lee:

 

Tout individu végétal appartient à une espèce (species), toute espèce à un genre (genus), toute genre a une famille (ordo, familia), toute famille à un cohhorte (cohors), toute cohorte a une classe, toute classe a une division.

 

Pero todo esto parece no importar a nuestro autor quien busca en la obra de Candolle la excepción que le permita rebajar la importancia indiscutible del concepto de especie. El autor como de costumbre, busca en el ingente trabajo de Candolle hasta encontrar aquellos párrafos que convienen a sus intereses:

 

69.

I may here allude to a remarkable memoir lately published by A. de Candolle, on the oaks of the whole world. No one ever had more ample materials for the discrimination of the species, or could have worked on them with more zeal and sagacity. He first gives in detail all the many points of structure which vary in the several species, and estimates numerically the relative frequency of the variations. He specifies above a dozen characters which may be found varying even on the same branch, sometimes according to age or development, sometimes without any assignable reason. Such characters are not of course of specific value, but they are, as Asa Gray has remarked in commenting on this memoir, such as generally enter into specific definitions. De Candolle then goes on to say that he gives the rank of species to the forms that differ by characters never varying on the same tree, and never found connected by intermediate states. After this discussion, the result of so much labour, he emphatically remarks: «They are mistaken, who repeat that the greater part of our species are clearly limited, and that the doubtful species are in a feeble minority. This seemed to be true, so long as a genus was imperfectly known, and its species were founded upon a few specimens, that is to say, were provisional. Just as we come to know them better, intermediate forms flow in, and doubts as to specific limits augment.» He also adds that it is the best known species which present the greatest number of spontaneous varieties and sub-varieties. Thus Quercus robur has twenty-eight varieties, all of which, excepting six, are clustered round three sub-species, namely Q. pedunculata, sessiliflora and pubescens. The forms which connect these three sub-species are comparatively rare; and, as Asa Gray again remarks, if these connecting forms which are now rare were to become totally extinct the three sub-species would hold exactly the same relation to each other as do the four or five provisionally admitted species which closely surround the typical Quercus robur. Finally, De Candolle admits that out of the 300 species, which will be enumerated in his Prodromus as belonging to the oak family, at least two-thirds are provisional species, that is, are not known strictly to fulfil the definition above given of a true species. It should be added that De Candolle no longer believes that species are immutable creations, but concludes that the derivative theory is the most natural one, «and the most accordant with the known facts in palaeontology, geographical botany and zoology, of anatomical structure and classification.»

 

 

Puedo referirme aquí a la notable memoria publicada recientemente por A. de Candolle sobre los robles del mundo entero. Nadie tuvo nunca materiales más abundantes para la distinción de las especies, ni pudo haber trabajado sobre ellos con mayor celo y perspicacia. Da primero detalladamente los numerosos pormenores de conformación, que varían en las diversas especies, y calcula numéricamente la frecuencia relativa de las variaciones. Detalla más de una docena de caracteres que pueden hallarse variando aun en la misma rama, a veces según la edad o desarrollo, a veces sin causa alguna a que puedan atribuirse. Estos caracteres no son, naturalmente, de valor específico; pero, como ha advertido Asa Gray al comentar esta Memoria, son como los que entran generalmente en las definiciones de las especies. De Candolle pasa a decir que él da la categoría de especie a las formas que difieren por caracteres, que nunca varían en el mismo árbol y que nunca se hallan unidas por grados intermedios. Después de esta discusión, resultado de tanto trabajo, hace observar expresamente: «Están equivocados los que repiten que la mayor parte de nuestras especies se hallan claramente limitadas y que las especies dudosas están en pequeña minoría. Esto parecía ser verdad mientras que un género estaba imperfectamente conocido y sus especies se fundaban en unos pocos ejemplares, es decir, mientras eran provisionales; al momento en que llegamos a conocerlas mejor surgen formas intermedias y las dudas sobre límites específicos aumentan. «También añade que las especies más conocidas presentan el mayor número de variedades espontáneas y subvariedades. Así, Quercus robur tiene veintiocho variedades, las cuales, a excepción de seis, se agrupan alrededor de tres sub-especies, es decir, Q. pedunculata, sessiliflora y pubescens.  Las formas que conectan estas tres subespecies son relativamente raras, y, como Asa Gray hace notar, que si estas formas de conexión que son raras se extinguieran totalmente,  las tres sub-especies tendrían exactamente la misma relación entre sí como las cuatro o cinco especies admitidas de forma provisional que rodean a la típica de Quercus robur. Finalmente, de Candolle admite que de las 300 especies, que se enumerarán en su Prodromus como pertenecientes a la familia del roble, por lo menos las dos terceras partes son especies provisionales, es decir, no se sabe que cumplan estrictamente la definición dada arriba de una especie de verdad. Hay que agregar que de Candolle no cree que las especies sean creaciones inmutables, pero concluye que la teoría de derivados es la más natural «, y la más concordante con los hechos conocidos en la paleontología, la botánica y la zoología geográfica, de la estructura anatómica y clasificación.»

 

La Imagen de de Candolle tomada del Diccionario de Neolengua.

Compartir:

Deja un comentario