El muy citado ejemplo del pez de la cueva de Kentucky

Ya hemos hablado en este blog de los hermanos Henry y William James. El primero, puntual observador del carácter inglés, tenía detalles de ironía cuya simple mención servía para que me acusaran de racista. Racismo, empero,  algo especial por dos características. Primera, que iría dirigido ni más ni menos que contra los ingleses, que no son raza.  Segunda:  que, como digo,  se basaría en una o dos frases que no son mías, sino de Henry James. William, por su parte, aportaba una jugosa cita en relación con el darwinismo:

La entera deificación moderna de la supervivencia per se, supervivencia que vuelve a sí misma, supervivencia desnuda y abstracta, con la negación de cualquier tipo de excelencia en lo que sobrevive, excepto por la pura supervivencia, es seguramente la estación de parada intelectual más extraña que jamás haya podido proponer un ser humano a otro.

  Contemporánea de los James es Edith Wharton, autora de La Edad de la Inocencia que describe los movimientos de  la élite neoyorquina del tránsito entre los siglos XIX y XX. En esta obra leemos un párrafo de poderosa influencia lamarckista:

Pronto le competería ya quitar la venda de los ojos de la joven y pedirle que mirara al mundo de frente. Pero ¿Cuantas generaciones de mujeres antes que ella habían descendido vendadas al panteón famiiar? Sintió un ligero escalofrío al recordar algunas de las nuevas ideas de sus libros de ciencia y el muy citado ejemplo del pez de cueva de Kentucky, que había dejado de desarrollar ojos porque no los necesitaba para nada.

 

p 75 La edad de la Inocencia

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