Más costumbres de las hormigas esclavistas en el párrafo cuadrigentésimo vigésimo cuarto de El Origen de las Especies

La descripción de las costumbres de las hormigas esclavistas deviene más y más confusa. En unas especies las amas llevan a las esclavas en sus mandíbulas, mientras que en otras ocurre todo lo contrario. Sigue la descripción de un combate en el que el autor describe haber participado activamente.

 

 

 

 

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One day I fortunately witnessed a migration of F. sanguinea from one nest to another, and it was a most interesting spectacle to behold the masters carefully carrying their slaves in their jaws instead of being carried by them, as in the case of F. rufescens. Another day my attention was struck by about a score of the slave-makers haunting the same spot, and evidently not in search of food; they approached and were vigorously repulsed by an independent community of the slave species (F. fusca); sometimes as many as three of these ants clinging to the legs of the slave-making F. sanguinea. The latter ruthlessly killed their small opponents and carried their dead bodies as food to their nest, twenty-nine yards distant; but they were prevented from getting any pupae to rear as slaves. I then dug up a small parcel of the pupae of F. fusca from another nest, and put them down on a bare spot near the place of combat; they were eagerly seized and carried off by the tyrants, who perhaps fancied that, after all, they had been victorious in their late combat.

 

Un día, afortunadamente, fui testigo de una emigración de F. sanguinea de un hormiguero a otro, y era un espectáculo interesantísimo el ver las amas llevando cuidadosamente a sus esclavas en las mandíbulas, en vez de ser llevadas por ellas, como en el caso de F. rufescens. Otro día llamó mi atención una veintena aproximadamente de hormigas esclavistas rondando por el mismo sitio, y evidentemente no en busca de comida; se acercaron, y fueron vigorosamente rechazadas por una colonia independiente de la especie esclava (F. fusca); a veces, hasta tres de estas hormigas se agarraban a las patas de la especie esclavista F. sanguinea. Esta última mataba cruelmente a sus pequeñas adversarias, cuyos cuerpos muertos llevaba como comida a su hormiguero, distante veintinueve yardas; pero les fue impedido el conseguir ninguna ninfa para criarla como esclava. Entonces desenterré algunas ninfas de F. fusca de otro hormiguero, y las puse en un sitio despejado, cerca del lugar del combate, y fueron cogidas ansiosamente y arrastradas por las tiranas, que quizá se imaginaron que después de todo habían quedado victoriosos en su último combate.

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