Siguen los disparates y la confusión en torno al concepto de especie en el párrafo cuadrigentésimo nonagésimo octavo de El Origen de las Especies

Siguen los disparates y la confusión va aumentando. Así dice el autor:

 

que la prueba fisiológica de diminución de fecundidad, tanto en los primeros cruzamientos como en los híbridos, no es un criterio seguro de distinción específica

 

Por supuesto que no es un criterio seguro. En ciencia nada es seguro. Se trata más bien de probabilidad y optimización. La fecundidad no es criterio seguro pero es el mejor que hay.

 

No creo que lo entienda ni el mismo cuando dice:

 

porque encontramos -y esto me parece de particular importancia- que pueden existir dos o tres formas de la misma especie, que no difieren por ningún concepto, ni de estructura ni de constitución, con relación a las condiciones externas, y, sin embargo, son estériles cuando se unen de ciertos modos; pues debemos recordar que la unión que resulta estéril es la de elementos sexuales de los individuos de la misma forma -por ejemplo, de dos formas de estilo largo-, mientras que la unión de elementos sexuales pertenecientes a dos formas distintas es la que resulta fecunda.

 

¿Podría haber dado un ejemplo claro? ¿Acaso no demuestra en lo poco que indica del ejemplo que se contradice con lo expuesto? Si al principio decía: que no difieren por ningún concepto, ni de estructura ni de constitución, con relación a las condiciones externas a qué viene luego esto otro: mientras que la unión de elementos sexuales pertenecientes a dos formas distintas es la que resulta fecunda

 

No sorprende nada la conclusión final :

 

no me extenderé sobre este asunto tan obscuro.

 

 

 

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The facts now given on dimorphic and trimorphic plants are important, because they show us, first, that the physiological test of lessened fertility, both in first crosses and in hybrids, is no safe criterion of specific distinction; secondly, because we may conclude that there is some unknown bond which connects the infertility of illegitimate unions with that of their illegitimate offspring, and we are led to extend the same view to first crosses and hybrids; thirdly, because we find, and this seems to me of especial importance, that two or three forms of the same species may exist and may differ in no respect whatever, either in structure or in constitution, relatively to external conditions, and yet be sterile when united in certain ways. For we must remember that it is the union of the sexual elements of individuals of the same form, for instance, of two long-styled forms, which results in sterility; while it is the union of the sexual elements proper to two distinct forms which is fertile. Hence the case appears at first sight exactly the reverse of what occurs, in the ordinary unions of the individuals of the same species and with crosses between distinct species. It is, however, doubtful whether this is really so; but I will not enlarge on this obscure subject.

 

Los hechos que se acaban de citar, referentes a las plantas dimorfas y trimorfas, son importantes: primero, porque nos muestran que la prueba fisiológica de diminución de fecundidad, tanto en los primeros cruzamientos como en los híbridos, no es un criterio seguro de distinción específica; segundo, porque podemos sacar la conclusión de que existe algún lazo desconocido que une la infecundidad de las uniones ilegítimas con la de su ilegítima descendencia, y nos vemos llevados a hacer extensiva la misma opinión a los primeros cruzamientos y a los híbridos; y tercero, porque encontramos -y esto me parece de particular importancia- que pueden existir dos o tres formas de la misma especie, que no difieren por ningún concepto, ni de estructura ni de constitución, con relación a las condiciones externas, y, sin embargo, son estériles cuando se unen de ciertos modos; pues debemos recordar que la unión que resulta estéril es la de elementos sexuales de los individuos de la misma forma -por ejemplo, de dos formas de estilo largo-, mientras que la unión de elementos sexuales pertenecientes a dos formas distintas es la que resulta fecunda. Por consiguiente, el caso aparece, a primera vista, exactamente a la inversa de lo que sucede en las uniones ordinarias de individuos de la misma especie y en cruzamientos entre especies distintas. Sin embargo, es dudoso que realmente sea así; pero no me extenderé sobre este asunto tan obscuro.

Lectura aconsejada:

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