Dificultad evidentísima en el párrafo quingentésimo vigésimo primero de El Origen de las Especies

Comenzamos nuevo capítulo. Se trata del décimo titulado “Sobre la imperfección del registro geológico”.

 

Fijense bien cómo empieza este párrafo:

 

In the sixth chapter I enumerated the chief objections which might be justly urged against the views maintained in this volume.

 

En el capítulo sexto he enumerado las objeciones principales que se podían presentar razonablemente en contra de las opiniones sostenidas en este libro.

 

Al comenzar el capítulo décimo, se refiere el autor al sexto de esta manera. ¿Acaso ha olvidado el capítulo séptimo, titulado Objeciones a la teoría de la selección natural?

 

Lo que ocurre es que el capítulo séptimo se añadió en su totalidad al hacer la quinta edición. Pero entonces, si ya estaban, como dice el autor enumeradas las objeciones principales que se podían presentar razonablemente en contra de las opiniones sostenidas en este libro en el capítulo sexto, entonces,…. nos preguntamos,  ¿ para qué añadir un capítulo adicional titulado Objeciones a la teoría de la selección natural?

 

El autor se equivocaba al considerar resueltas las principales objeciones con el capítulo sexto en versiones anteriores. Efectivamente el capítulo sexto no resuelve las objeciones principales puesto que, a tal efecto,  fue necesario escribir un capítulo adicional, el séptimo. ¿Cabría la posibilidad de que vuelva a ocurrir lo mismo, es decir de que así como el capítulo sexto no planteaba las objeciones principales, tampoco lo haga el capítulo séptimo añadido a tal efecto en la cuarta edición? No cabe la menor duda. Las objeciones principales permanecen ocultas a lo largo de las sucesivas ediciones y en todas las traducciones.

 

Pronto reconoce el autor haberse encontrado con una dificultad evidentísima, que no es tampoco la principal:

 

 

la distinción clara de las formas específicas y el no estar ligadas entre sí por innumerables formas de transición, es una dificultad evidentísima

 

 

A pesar de sus múltiples esfuerzos reconocidos en estas líneas, el autor no consigue ser claro:

 

Me esforcé en demostrar que la vida de cada especie depende más de la presencia de otras formas orgánicas ya definidas que del clima, y por consiguiente, que las condiciones de vida reinantes no pasan en realidad tan insensiblemente por gradaciones como el calor y la humedad.

 

Me esforcé también en demostrar que las variaciones intermedias, por estar representadas por número menor de individuos que las formas que enlazan, serán generalmente derrotadas y exterminadas en el trascurso de ulteriores modificaciones y perfeccionamientos

 

El autor no consigue convencer, ni tan siquiera a sí mismo:

 

¿Por qué, pues, cada formación geológica y cada estrato no están repletos de estos eslabones intermedios? La Geología, ciertamente, no revela la existencia de tal serie orgánica delicadamente gradual, y es ésta, quizá, la objeción más grave y clara que puede presentarse en contra de mi teoría. La explicación está, a mi parecer, en la extrema imperfección de los registros geológicos.

 

Puesto que la imperfección de los registros geológicos es simplemente otra prueba de que no existen formas intermedias ( en la naturaleza tampoco existen), y que por tanto su llamada teoría, qu eno lo es,  no tiene fundamento. El empeño por presentar objeciones es inútil. Mejor reconocer que no hay teoría.

 

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In the sixth chapter I enumerated the chief objections which might be justly urged against the views maintained in this volume. Most of them have now been discussed. One, namely, the distinctness of specific forms and their not being blended together by innumerable transitional links, is a very obvious difficulty. I assigned reasons why such links do not commonly occur at the present day under the circumstances apparently most favourable for their presence, namely, on an extensive and continuous area with graduated physical conditions. I endeavoured to show, that the life of each species depends in a more important manner on the presence of other already defined organic forms, than on climate, and, therefore, that the really governing conditions of life do not graduate away quite insensibly like heat or moisture. I endeavoured, also, to show that intermediate varieties, from existing in lesser numbers than the forms which they connect, will generally be beaten out and exterminated during the course of further modification and improvement. The main cause, however, of innumerable intermediate links not now occurring everywhere throughout nature depends, on the very process of natural selection, through which new varieties continually take the places of and supplant their parent-forms. But just in proportion as this process of extermination has acted on an enormous scale, so must the number of intermediate varieties, which have formerly existed, be truly enormous. Why then is not every geological formation and every stratum full of such intermediate links? Geology assuredly does not reveal any such finely graduated organic chain; and this, perhaps, is the most obvious and serious objection which can be urged against my theory. The explanation lies, as I believe, in the extreme imperfection of the geological record.

 

En el capítulo sexto he enumerado las objeciones principales que se podían presentar razonablemente en contra de las opiniones sostenidas en este libro. La mayor parte de ellas han sido ya discutidas. Una, la distinción clara de las formas específicas y el no estar ligadas entre sí por innumerables formas de transición, es una dificultad evidentísima. He expuesto razones por las cuales estas formas de tránsito no se presentan, por lo común, actualmente, aun en las circunstancias al parecer las más favorables para su presencia, o sea, en un territorio extenso y continuo, con condiciones físicas que varíen gradualmente de unos lugares a otros. Me esforcé en demostrar que la vida de cada especie depende más de la presencia de otras formas orgánicas ya definidas que del clima, y por consiguiente, que las condiciones de vida reinantes no pasan en realidad tan insensiblemente por gradaciones como el calor y la humedad. Me esforcé también en demostrar que las variaciones intermedias, por estar representadas por número menor de individuos que las formas que enlazan, serán generalmente derrotadas y exterminadas en el trascurso de ulteriores modificaciones y perfeccionamientos. Sin embargo, la causa principal de que no se presenten por todas partes en la naturaleza innumerables formas intermedias, depende del proceso mismo de selección natural, mediante el cual variedades nuevas ocupan continuamente los puestos de sus formas madres, a las que suplantan. Pero el número de variedades intermedias que han existido en otro tiempo tiene que ser verdaderamente enorme, en proporción, precisamente, a la enorme escala en que ha obrado el proceso de exterminio. ¿Por qué, pues, cada formación geológica y cada estrato no están repletos de estos eslabones intermedios? La Geología, ciertamente, no revela la existencia de tal serie orgánica delicadamente gradual, y es ésta, quizá, la objeción más grave y clara que puede presentarse en contra de mi teoría. La explicación está, a mi parecer, en la extrema imperfección de los registros geológicos.

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