Vera Causa, generación ordinaria, y otras expresiones propias del idioma darvinés en el párrafo sexcentésimo trigésimo tercero del Origen de las Especies

El idioma darwiniano o darvinés presenta muchas peculiaridades. No se limita a una combinación de la terminología beligerante (lucha por la supervivencia, competición, supervivencia del más apto,……) con  los oxímoron (selección natural, selección sexual,….) y otros muchos recursos de la retórica. Aquí, por ejemplo,  se ve enriquecido con fantásticas expresiones,  procedentes unas del universo de la teología, verdadera vocación académica de nuestro autor; otras fruto de su inspiración elevada:

 

Vera Causa, generación ordinaria, milagro,…..

 

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SINGLE CENTRES OF SUPPOSED CREATION.

 

We are thus brought to the question which has been largely discussed by naturalists, namely, whether species have been created at one or more points of the earth’s surface. Undoubtedly there are many cases of extreme difficulty in understanding how the same species could possibly have migrated from some one point to the several distant and isolated points, where now found. Nevertheless the simplicity of the view that each species was first produced within a single region captivates the mind. He who rejects it, rejects the vera causa of ordinary generation with subsequent migration, and calls in the agency of a miracle. It is universally admitted, that in most cases the area inhabited by a species is continuous; and that when a plant or animal inhabits two points so distant from each other, or with an interval of such a nature, that the space could not have been easily passed over by migration, the fact is given as something remarkable and exceptional. The incapacity of migrating across a wide sea is more clear in the case of terrestrial mammals than perhaps with any other organic beings; and, accordingly, we find no inexplicable instances of the same mammals inhabiting distant points of the world. No geologist feels any difficulty in Great Britain possessing the same quadrupeds with the rest of Europe, for they were no doubt once united. But if the same species can be produced at two separate points, why do we not find a single mammal common to Europe and Australia or South America? The conditions of life are nearly the same, so that a multitude of European animals and plants have become naturalised in America and Australia; and some of the aboriginal plants are identically the same at these distant points of the northern and southern hemispheres? The answer, as I believe, is, that mammals have not been able to migrate, whereas some plants, from their varied means of dispersal, have migrated across the wide and broken interspaces. The great and striking influence of barriers of all kinds, is intelligible only on the view that the great majority of species have been produced on one side, and have not been able to migrate to the opposite side. Some few families, many subfamilies, very many genera, a still greater number of sections of genera, are confined to a single region; and it has been observed by several naturalists that the most natural genera, or those genera in which the species are most closely related to each other, are generally confined to the same country, or if they have a wide range that their range is continuous. What a strange anomaly it would be if a directly opposite rule were to prevail when we go down one step lower in the series, namely to the individuals of the same species, and these had not been, at least at first, confined to some one region!

 

Centros únicos de supuesta creación

Nos vemos así llevados a la cuestión, que ha sido muy discutida por los naturalistas, de si las especies han sido creadas en uno o en varios puntos de la superficie de la Tierra. Indudablemente, hay muchos casos en que es muy difícil comprender cómo la misma especie pudo haber emigrado desde un punto a los varios puntos distantes y aislados donde ahora se encuentra. Sin embargo, la sencillez de la idea de que cada especie se produjo al principio en una sola región cautiva la inteligencia. Quien la rechace rechaza la vera causa de la generación ordinaria con emigraciones posteriores, e invoca la intervención de un milagro. Es universalmente admitido que, en la mayor parte de los casos, la zona habitada por una especie es continua, y cuando una planta o animal viven en dos puntos tan distantes entre sí o con una separación de tal naturaleza que el espacio no pudo haber sido atravesado fácilmente emigrando, se cita el hecho como algo notable y excepcional. La incapacidad de emigrar atravesando un gran mar es quizá más clara en el caso de los mamíferos terrestres que en el de ningunos otros seres orgánicos, y así no encontramos: ejemplos que sean inexplicables de que el mismo mamífero viva en puntos distantes de la Tierra. Ningún geólogo encuentra dificultad en que la Gran Bretaña posea los mismos cuadrúpedos que el resto de Europa, pues no hay duda de que en otro tiempo estuvieron unidas. Pero si las mismas especies pueden ser producidas en dos puntos separados, ¿cómo es que no encontramos ni un solo mamífero común a Europa y Australia o América del Sur? Las condiciones de vida son casi iguales; de tal manera, que una multitud de animales y plantas de Europa han llegado a naturalizarse en América y Australia y algunas de las plantas indígenas son idénticamente las mismas en estos puntos tan distantes del hemisferio norte y del hemisferio sur. La respuesta es, a mi parecer, que los mamíferos no han podido emigrar, mientras que algunas plantas, por sus variados medios de dispersión, han emigrado a través de los grandes e ininterrumpidos espacios intermedios. La influencia grande y asombrosa de los obstáculos de todas clases sólo es comprensible según la opinión de que la gran mayoría de las especies ha sido producida a un lado del obstáculo y no ha podido emigrar al lado opuesto. Un corto número de familias, muchas subfamilias, muchísimos géneros y un número todavía mayor de secciones de géneros están limitados a una región determinada, y ha sido observado por diferentes naturalistas que los géneros más naturales -o sea los géneros en que las especies están más estrechamente relacionadas entre sí- están generalmente confinados en una misma región, o, si ocupan una gran extensión, esta extensión es continua. ¡Qué anomalía tan extraña si, cuando descendemos un grado en la serie, o sea cuando pasamos a los individuos de la misma especie, tuviese que prevalecer la regla diametralmente opuesta, y estos individuos no hubiesen estado, por lo menos al principio, confinados a una sola región!

 

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