Pruebas de la acción glacial en Sudamérica en el párrafo sexcentésimo quincuagésimo séptimo del Origen de las Especies

Se exponen algunas pruebas de la acción glacial en Sudamérica.

 

 

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Looking to America: in the northern half, ice-borne fragments of rock have been observed on the eastern side of the continent, as far south as latitude 36 and 37 degrees, and on the shores of the Pacific, where the climate is now so different, as far south as latitude 46 degrees. Erratic boulders have, also, been noticed on the Rocky Mountains. In the Cordillera of South America, nearly under the equator, glaciers once extended far below their present level. In central Chile I examined a vast mound of detritus with great boulders, crossing the Portillo valley, which, there can hardly be a doubt, once formed a huge moraine; and Mr. D. Forbes informs me that he found in various parts of the Cordillera, from latitude 13 to 30 degrees south, at about the height of 12,000 feet, deeply-furrowed rocks, resembling those with which he was familiar in Norway, and likewise great masses of detritus, including grooved pebbles. Along this whole space of the Cordillera true glaciers do not now exist even at much more considerable heights. Further south, on both sides of the continent, from latitude 41 degrees to the southernmost extremity, we have the clearest evidence of former glacial action, in numerous immense boulders transported far from their parent source.

 

Por lo que se refiere a América, en su mitad norte se han observado fragmentos de roca transportados por el hielo, en el lado este del continente, hasta la latitud de 36º-37º, y en las costas del Pacifico, donde actualmente el clima es tan diferente, hasta la latitud de 46º. También se han señalado cantos erráticos en las Montañas Rocosas. En América del Sur, en la cordillera de los Andes, casi en el Ecuador, los glaciares llegaban en otro tiempo mucho más abajo de su nivel actual. En la región central de Chile examiné un gran cúmulo de detritus con grandes cantos que cruzaba el valle del Portillo, y que apenas puede dudarse de que en otro tiempo constituyeron una morrena gigantesca; y míster D. Forbes me informó que en diferentes partes de la cordillera de los Andes, entre 13º y 30º de latitud sur, encontró, aproximadamente a la altura de 12.000 pies, rocas profundamente estriadas, semejantes a aquellas con que estaba familiarizado en Noruega, e igualmente grandes masas de detritus con guijarros estriados. En toda esta extensión de la cordillera de los Andes no existen actualmente verdaderos glaciares, ni aun a alturas mucho más considerables. Más al Sur, a ambos lados del continente, desde 41º de latitud hasta el extremo más meridional, tenemos las pruebas más evidentes de una acción glaciar anterior, en un gran número de inmensos cantos transportados lejos de su lugar de origen.

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