Volviendo a las dificultades sin resolver en el párrafo septingentésimo vigésimo sexto de El Origen de las Especies

Quedan sin explicar todas las dificultades. La explicación no sirve:

 

El principio a que antes se aludió con la denominación de variación analógica entra probablemente con frecuencia en juego en estos casos; esto es, los miembros de una misma clase, aunque sólo con parentesco lejano, han heredado tanto de común en su constitución, que son aptos para variar de un modo semejante por causas semejantes de excitación, y esto evidentemente tendría que contribuir a la adquisición, mediante selección natural, de partes u órganos notablemente parecidos entre sí, independientemente de su herencia directa de un antepasado común.

 

 

Sólo para generar confusión.

 

726.

 

The extraordinary cases given in a former chapter, of widely different fishes possessing electric organs—of widely different insects possessing luminous organs—and of orchids and asclepiads having pollen-masses with viscid discs, come under this same head of analogical resemblances. But these cases are so wonderful that they were introduced as difficulties or objections to our theory. In all such cases some fundamental difference in the growth or development of the parts, and generally in their matured structure, can be detected. The end gained is the same, but the means, though appearing superficially to be the same, are essentially different. The principle formerly alluded to under the term of ANALOGICAL VARIATION has probably in these cases often come into play; that is, the members of the same class, although only distantly allied, have inherited so much in common in their constitution, that they are apt to vary under similar exciting causes in a similar manner; and this would obviously aid in the acquirement through natural selection of parts or organs, strikingly like each other, independently of their direct inheritance from a common progenitor.

 

Los casos extraordinarios, citados en un capítulo precedente, de peces muy diferentes que poseen órganos eléctricos, de insectos muy diferentes que poseen órganos luminosos, y de orquídeas y asclepiadáceas que tienen masas de polen con discos viscosos, entran en este grupo de semejanzas analógicas; aunque estos casos son tan portentosos que fueron presentados como dificultades u objeciones a nuestra teoría. En todos ellos puede descubrirse alguna diferencia fundamental en el crecimiento o desarrollo de las partes y, generalmente, en su estructura adulta. El fin conseguido es el mismo; pero los medios, aunque superficialmente parecen ser los mismos, son esencialmente diferentes. El principio a que antes se aludió con la denominación de variación analógica entra probablemente con frecuencia en juego en estos casos; esto es, los miembros de una misma clase, aunque sólo con parentesco lejano, han heredado tanto de común en su constitución, que son aptos para variar de un modo semejante por causas semejantes de excitación, y esto evidentemente tendría que contribuir a la adquisición, mediante selección natural, de partes u órganos notablemente parecidos entre sí, independientemente de su herencia directa de un antepasado común.

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