Tomadura de pelo y nuevos juegos de palabras en el párrafo octingentésimo décimo cuarto de El Origen de las Especies

Los registros geológicos son lo que son, ni más ni menos. Son una faceta de la realidad misma. Ni la una, la realidad, ni los otros, los registros geológicos, pueden calificarse en un grado de mayor o menor perfección. La perfección queda para otros ámbitos.

Resulta imposible, a cualquier mente normalmente constituida admitir como indica al comienzo de este párrafo que el registro geológico sea imperfecto en grado extremo. El registro es, eso, prueba fehaciente de lo que hubo en su día. Ni más ni menos.

 

¿Qué quiere decir ahora lo siguiente?:

 

Las nuevas especies han entrado en escena lentamente y con intervalos,

 

Al autor le encanta hacer juegos de palabras:

¿Lentamente? Acaso lentamente no es sinónimo de gradualmente y por lo tanto, sin intervalos, es decir lo contrario de con intervalos,

 

Pero todo esto, frases sin sentido, contradicciones y juegos de palabras se arregla de un plumazo mediante el recurso fácil al dogma favorito del idioma darvinés:

 

La extinción de especies y de grupos enteros de especies que han representado papel tan importante en la historia del mundo orgánico es consecuencia casi inevitable del principio de la selección natural.

 

 

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Si admitimos que los registros geológicos son imperfectos en grado extremo, entonces los hechos que positivamente proporcionan los registros apoyan vigorosamente la teoría de la descendencia con modificación. Las nuevas especies han entrado en escena lentamente y con intervalos, y la intensidad del cambio, después de espacios iguales de tiempo, es muy distinta en diferentes grupos. La extinción de especies y de grupos enteros de especies que han representado papel tan importante en la historia del mundo orgánico es consecuencia casi inevitable del principio de la selección natural, pues formas viejas son suplantadas por otras nuevas y mejoradas. Ni las especies aisladas ni los grupos de especies reaparecen una vez que se ha roto la cadena de la generación ordinaria. La difusión gradual de formas dominantes, unida a la lenta modificación de sus descendientes, hace que las formas orgánicas aparezcan después de largos intervalos de tiempo, como si hubiesen cambiado simultáneamente en todo el mundo. El hecho de que los restos fósiles de cada formación sean en algún grado intermedios, por sus caracteres, entre los fósiles de las formaciones inferiores y superiores se explica simplemente por su posición intermedia en la cadena genealógica. El importante hecho de que todos los seres extinguidos puedan ser clasificados junto con todos los seres vivientes es consecuencia natural de que los seres vivientes y extinguidos son descendientes de antepasados comunes. Como las especies generalmente han divergido en caracteres durante su largo curso de descendencia y modificación, podemos comprender cómo es que las formas más antiguas, o primeros progenitores de cada grupo, ocupen con tanta frecuencia una posición en algún modo intermedia entre grupos vivientes. Las formas modernas son consideradas, generalmente, como más elevadas en la escala de la organización que las antiguas, y tienen que serlo por cuanto las formas más modernas y perfeccionadas han vencido en la lucha por la vida a las más antiguas y menos perfeccionadas; además, por lo general, sus órganos se especializaron más para diferentes funciones. Este hecho es perfectamente compatible con el que numerosos seres conserven todavía conformaciones sencillas y muy poco perfeccionadas, adaptadas a condiciones sencillas de vida; es igualmente compatible con el que algunas formas hayan retrogradado en organización por haberse adaptado mejor en cada fase de su descendencia a condiciones de vida nuevas e inferiores. Finalmente, la asombrosa ley de la larga persistencia de formas afines en el mismo continente -de marsupiales en Australia, de desdentados en América y otros casos análogos- es comprensible; pues, dentro del mismo país, los seres vivientes y los extinguidos han de estar muy unidos genealógicamente.

 

Lectura aconsejada:

 

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