Se ha comparado a Darwin con Copérnico, diciendo que protagonizó una verdadera revolución en la historia de la ciencia.

Se ha escrito que su revolución ha cambiado profundamente, más que cualquier otro descubrimiento científico, nuestra forma de entender el mundo.

Se ha dicho de él que es el fundador de la evolución. Y que todos somos fruto de la evolución y punto.

Se le atribuyen teorías sobre la especiación en los pinzones que no aparecen por ninguna parte.

A pesar de que su formación académica era la de un clérigo, no obstante escribió sobre la expresión de las emociones,  sobre los percebes, sobre las lombrices de tierra, sobre las orquídeas, sobre los movimientos de las plantas,  sobre el origen del hombre y el origen de las especies. Un elenco verdaderamente variado y heterogéneo de temas,…pero…entre todos ellos ¿saben cuál fue su tema favorito de estudio, aquel en el que encontró su fuente de inspiración?

Hay cierta discusión sobre este punto tan relevante.

Por un lado, Carole Jahme nos da una pista en su libro titulado Bellas y Bestias (El papel de las mujeres en los estudios sobre primates). En la página 339 leemos:

 

Darwin se quedó estupefacto por la forma en la que algunas hembras de simios y monos anunciaban su fertilidad por medio de la hinchazón y agrandamiento de sus genitales. “No existía ningún otro fenómeno que me interesara tanto y me dejara tan perplejo como los coloridos traseros y partes adyacentes de algunos monos”.

Así, según informa esta autora el tema favorito de Darwin había sido ni más ni menos que el trasero de los primates. Pero, como decíamos arriba hay diferentes opiniones al respecto. En un vídeo sobre plantas carnívoras se afirma que Darwin prefería conocer algo acerca de estas plantas que sobre el Origen de las Especies: Me importa más la Drosera que el origen de todas las Especies del mundo, nos cuentan en este video (hacia el min 4 40) que dijo el más grande naturalista inglés.

 

La Drosera o el culo de los primates. He ahí la gran duda. Cualquiera de esos dos temas capturó más la atención del gran naturalista que el estudio del origen de las especies, tema del que, con ayuda de sus influyentes amigos, acumuló páginas y páginas llenas de juegos de palabras sin contenido.

 

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