En un momento de mi vida comencé a oir expresiones como «esto ya no se fabrica como antes», «ahora las cosas no se hacen para que duren». Curiosamente en los museos como el Historia Natural de Paris se han creado secciones para acoger a las especies recientemente extinguidas o en peligro de extinción.


De repente nuestra civilización se ha transformado en la de la extinción: salvemos el lince, salvemos Doñana, salvemos las Rías. Hace muy pocos años nadie pensaba en la extinción de especies aunque de hecho los fósiles decían lo contrario. La Tierra ha experimentado ya cinco extinciones masivas durante las cuales el sesenta y cinco por ciento de las especies desaparecieron. Y de hecho esto no es tan malo. Después de una extinción masiva aparecen nuevas especies que utilizan el espacio que dejan los que se fueron. Lo malo es que nosotros no estaremos aquí para verlo. Cuando desaparecieron los dinosaurios la diversidad se recuperó diez millones de años después.

Aunque muchos no lo crean, nuestra actividad tiene bastante impacto sobre la naturaleza y no solo por nuestra controvertida influencia (¿o no?) sobre el cambio climático.

Por ejemplo, la pesca en el noroeste del Atlántico ha acelerado la desaparición de varias especies de tiburones. Esto funciona como un castillo de naipes. Los tiburones se alimentan de rayas que han mutiplicado el tamaño de sus poblaciones por diez. Las rayas se alimentan de vieiras y almejas, que pescamos para comer y son el sustento de muchas personas en las poblaciones litorales, y su gran expansión ha causado el colapso de estas poblaciones (sin que podamos acudir al cambio climático). Solución: Comamos rayas, usted primero.

Con cada especie que desaparece nuestro mundo empobrece. Vivir es difrutar de la gran fiesta de la naturaleza y cada especie que se va (o la echamos) hace que la fiesta sea más cutre. ¡¡¡Hay tantas cosas de las que maravillarse!!! La adaptación de  las gaviotas a nuevos recursos como los basureros urbanos y que las encontremos hasta en Madrid a  más de 600 kilometros de la costa. O el pulpo que nos comeremos a feira pero que antes simula parecerse a una roca o un lenguado o un alga.

Lo de la extinción es para pensar. De hecho nos creemos la especie inteligente…

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2 comentarios

  1. Todo en pesca funciona como un castillo de naipes, gran verdad
    Lo malo es que mientras los investigadores barajan ideas los pescadores juegan al dominó

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