Según un informe de la Comisión Ballenera Internacional, mantener vivas las ballenas es muy rentable. El turismo relacionado con la observación de ballenas generó 1.400 millones de euros en 2008 y atrajo a 13 millones de personas de 119 países. La moratoria de la caza de ballenas está suspendida oficialmente desde 1986, aunque cada año se sacrifican unos 2.000 ejemplares.


Japón, Rusia y Noruega han solicitado que la Comisión se dedique a gestionar la caza de los animales y no a protegerlos. En esa misma línea esta Dinamarca, que ha solicitado ampliar la cuota de capturas destinada a la alimentación de los nativos de su territorio autónomo de Groenlandia. Los miembros de la UE rechazan la petición de Dinamarca por considerar «insuficientes» sus argumentos para justificar la creación de una cuota de caza anual de 10 ballenas jorobadas, una especie muy amenazada, en los mares de Groenlandia.

La última reunión de Madeira de la Comisión Ballenera, ha escenificado, una vez más, la profunda división que hay en el organismo sobre el futuro de las ballenas. Los japoneses y su caza con «fines científicos», permitidos por la moratoria de la CBI, han sido los más criticados por las ONG ambientales, que acusan a Tokio de influir en otros países para bloquear las votaciones a favor de ampliar la protección de los cetáceos y crearles un santuario en el Atlántico Sur.

Algunos científicos opinan que las ballenas tienen un estatus similar al de las personas. De acuerdo con los datos recogidos ultimamente, los chimpances, los gorilas y los bonobos poseen conciencia personal, sentimientos y capacidades cognitivas elevadas al igual que las ballenas y los delfines. De hecho sus capacidades cognitivas pueden ser más antiguas que las nuestras según un estudio en el que se recogen datos sobre una explosión en el tamaño de su cerebro que tuvo lugar millones de años antes de la aparición del ancestro común de los primates.

Probablemente si un alienígena hubiera intentado comunciarse con el ser con más inteligencia hace un millón y medio de años, habría tenido que dirigirse a un delfín. El cerebro de las ballens experimentó un crecimiento importante hace 30 millones de años. Este hecho en los primates estuvo acompañdao del empleo de herramientas

Los cetáceos son muy sensibles a los cambios en sus grupos al igual que los primates en su relación cons us familias. Los cetáceos poseen algo que se podría denominar cultura que consiste en su capacidad de comunicarse, reconocerse e incluso de utilizar herramientas para la caza. La utilización de los sonidos es superior a la de la mayoría de los primates. Algunos científicos opinan que de hecho poseen lenguaje. Imitan sonidos y pueden “llamarse” por sus “nombres”. Las madres cambian su repertorio de sonidos al comunicarse con sus crías.

Avistar ballenas es difícil: pasan la mayor parte del tiempo bajo el agua, cuando salen a la superficie sólo asoma una pequeña parte de su cuerpo y apenas se distingue del agua circundante. Por ello, la identificación visual de estos enormes mamíferos marinos se hace sobre todo observando la nube pulverizada que expulsan al emerger y que puede alcanzar entre un metro y diez metros de altura. Pero ese chorro dura sólo unos segundos.

Menos mal que unos científicos alemanes del Instituto Alfred Wegener han desarrollado un sistema de termografía infrarroja que capta ese chorro caliente de la respiración de las ballenas y que puede ser utilizado con eficacia, de día y de noche, rastreando el mar desde un barco, pese al movimiento del mismo.

A ver cuanto duran las ballenas. Además de la «caza científica», que aparentemente consigue matar más hembras con crías que machos, la contaminación industrial y sonora están acabando a marchas acelaradas con estos animales.

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