¿Crisis?

Un artículo para releer, escrito por el psiquiatra Carlos Chiclana.

«Parece que hemos empezado el año cansados y con una nube gris encima. Mires donde mires ves la palabra crisis. Además encuentras problemas, dificultades y calamidades. Es verdad, por eso queremos cambiar el futuro.»

Ayer soñé que llegaba a una gasolinera, descuelgo la manguera y el surtidor me saluda: “ha elegido usted crisis”. Asustado cuelgo y cojo otra: “ha elegido usted crisis” y otra y todas. Me fui a quejar al encargado y me regañaba y me decía que él no tenía la culpa de que yo eligiera crisis. La crisis financiera no la hemos elegido nosotros, pero por qué parece que es lo único que importa. ¿Será que vamos a convertirnos en hongos?

“Conozco un planeta donde hay un señor rubicundo. Nunca olió una flor. Nunca miró una estrella. Nunca amó a nadie. Nunca hizo nada más que cuentas. Y todo el día repite como tú: «¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!», y eso lo infla de orgullo. Pero no es un hombre, ¡es un hongo!” Así se enfadaba el Principito cuando el aviador no se daba cuenta de que su preocupación por su rosa, las espinas y el cordero era muy importante. ¿No estará la crisis económica confundiéndonos en lo verdaderamente importante? No te pierdas lo mejor.

¿Es que no hay crisis? Sí y gordísima, de hecho un reciente estudio del Hospital Virgen del Rocío en Sevilla encontró que los problemas de tipo económico eran la principal causa en la manifestación de cuadros depresivos en una persona, por delante de padecer una enfermedad o una separación matrimonial.

Pero la crisis es sólo económica. Aunque nos afecta a todos, es externa a cada uno de nosotros. La potencia que tenemos cada uno para afrontarla es grandísima. Fijaos estos días por la calle. Los únicos que sonríen son los niños. ¿Será que también hay crisis de sonrisas, de puestas de sol, de flores, de cantos de pájaros, de besos y abrazos, de amigos y de tantísimas otras cosas que tiene la vida? No te pierdas lo mejor.

Si nos dejemos llevar por la desesperanza general podemos caer en la indefensión aprendida, una situación psicológica en la que no actuamos porque creemos que nuestras acciones no van dar ningún resultado y nuestro esfuerzo va a ser inútil. Así le pasaba a aquel famoso elefante de circo de cinco toneladas de peso atado a una simple estaca. ¿Por qué no se escapa?, preguntaba el niño. Y su padre se lo explicaba: porque desde que era pequeño estuvo atado a esta estaca y en aquella época, aunque lo intentó con todas su fuerzas, no pudo arrancar la estaca y así aprendió que estaba indefenso. Con aquella estaca no tenía nada que hacer, no valía la pena enfrentarse a ella.

No te creas indefenso, la crisis es sólo económica. Tú importas. Ti tienes un papel en la historia. El autor de Juan Salvador, gaviota, Richard Bach, recomienda: Aquí tienes un test para saber cuándo termina tu misión en la tierra. ¿Estás vivo? Entonces no ha terminado.

Lo que tú hagas vale la pena y tiene sentido. Como decía en una felicitación de Navidad mi amigo Alberto –con una enfermedad crónica pero con un optimismo agudo: “Sólo sé que este es mi camino y mis huellas tienen sentido”. Intenta no estar de vuelta, tu misión no ha terminado, pero es necesario que le eches ganas, porque “»El carácter no se regala” (Robert de Niro).

Otra investigación reciente muestra que el optimismo es un factor protector frente a los estados depresivos. Optimismo que nos ayude a ser flexibles para adaptarnos, para saber que lo malo no es permanente y puede cambiar, que tenemos posibilidades y que hay cosas mucho más importantes que la economía.

Optimismo del que tiró Nadal para superar su crisis y recuperar el número uno de la ATP. Esfuerzo que puso Iniesta para recuperarse de la crisis de sus lesiones y llegar hasta la final del Mundial. Trabajo de Gasol durante siete años en la NBA hasta conseguir su primer anillo. Los tres nos aconsejan en un anuncio que vale la pena ver: “Trabaja y esfuérzate, con humildad y respeto, se la luz que dicen que hemos perdido”.

Aunque a mi madre no le gusta que cite “cancioncitas” no puedo evitar recordar la última de Macaco y Estopa “Con la mano levantá/ al pasado le digo adiós/ y el futuro que vendrá/ dicen que pende de un hilo/ Y el presente aquí contigo,/mano a mano, oye mi hermano/ disfrutar camino”. Eso, disfruta el camino, lo que queremos cambiar es el futuro. No te pierdas lo mejor.

Carlos Chiclana es médico psiquiatra (www.doctorcarloschiclana.com).

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