No mezclar análisis científico con política. Prestige 10

Estamos ante un nuevo aniversario del hundimiento del ‘Prestige’, el décimo, que causó el vertido de fuel que afectó a  algunas zonas de las costas de Galicia en aquel invierno de 2002. Desgraciadamente, no es nada sorprendente porque, como se ha escrito en innumerables ocasiones, decenas de miles de buques, muchos de ellos con mercancías peligrosas, transitan todos los años frente a las costas gallegas. Diez años después, ha comenzando el juicio.

Fui elegido miembro del Comité Científico Asesor para la catástrofe del ‘Prestige’, creado casi un mes después del hundimiento, por el Secretario de Estado de Política Científica y Tecnología, Pedro Morenés, y dirigido por Emilio Lora-Tamayo. Vi desde primera línea todo lo que ocurrió, y esta experiencia me sirvió para comprender  la importancia de los medios de comunicación. Me convencí también de que los científicos necesitábamos aprender a explicarnos para que la sociedad, los políticos y los periodistas nos entendieran.

El accidente del ‘Prestige’ y sus consecuencias se me han quedado en la memoria como un ejemplo de ‘ciencia contradictoria’. Repasando las noticias de los últimos años me encuentro que en el simposio Vertimar 2007 se afirmó que «el impacto de las 63.000 toneladas de fuel arrojadas por el Prestige está superado. Si otro vertido amenazase de nuevo las costas gallegas, nos encontraría más preparados». En el mismo año un científico declaró: «Aunque a día de hoy todo indica que los efectos del ‘Prestige’ están superados, no es descartable que aparezcan efectos a largo plazo, aunque es probable que, ocurra lo que ocurra, no seamos capaces de relacionarlo de forma directa y objetiva con el vertido». Desde entonces se han repetido noticias, a veces contradictorias, sobre distintos aspectos relacionados con las consecuencias del vertido.

¿Será todo culpa de la prensa empeñada en confundir a los españoles?

Normalmente, los científicos y expertos son muy prudentes a la hora de dar opiniones sobre su especialidad; es una deformación profesional. Dar a conocer los descubrimientos y compartirlos con los colegas de profesión es crucial para el progreso de la carrera científica, el prestigio, y para garantizar los fondos necesarios para seguir investigando.

Por otro lado, los periodistas viven pegados a la actualidad, a la llamada «última hora», hoy en día aún más crucial gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. Estos profesionales necesitan dar la última información, integrando todo lo anterior, y con rapidez, no vaya a adelantarse otro. La competencia es feroz y nadie quiere retrasarse y que le pisen la exclusiva. Esta carrera puede llevar a veces a errores y exageraciones en las que también participan los científicos.

En la información sobre vertidos de petróleo como el del ‘Erika’, el ‘Prestige’, o la plataforma Deepwater Horizon del Golfo de México, lo importante es la rapidez. Todo el mundo quiere informar sobre el drama, pero se nos olvida interesarnos por el final, porque el desarrollo y el resultado son fundamentales en este tipo de situaciones. Algunos científicos cuyo diagnóstico no era todo lo pesimista que se esperaba, era considerados progubernamentales o «conservadores». Los expertos que seguían un método de análisis científico muy lento para lo que se les pedía y que no veían la realidad negra o blanca sino gris, fueron ignorados o parcialmente marginados. No se debería mezclar análisis científico con política.

Se aprendieron muchas cosas del vertido del ‘Prestige’, y espero que ese aprendizaje sirva si volviese a ocurrir algo similar, aunque me gustaría que no se repitiera. El conocimiento científico aparentemente básico (zoología, ecología, oceanografía, toxicología y muchos otros), que el investigador ha adquirido durante muchos años de formación, son de gran utilidad en momentos críticos como los del ‘Prestige’. Los científicos, espero, habremos aprendido a comunicar mejor ese conocimiento, a explicar el problema y a contar las posibles soluciones. Mientras, también espero que los periodistas que deban trabajar en estos temas estén formados y recurran a las fuentes científicas para que les informen sobre lo que ellos no conocen.

Artículo publicado en elmundo.es

Compartir:

Deja un comentario