Como ya comentamos en Tsunami: gran onda no lineal, el estudio de los tsunamis como elementos de una dinámica compleja existente en la naturaleza es de una especial importancia, dadas las consecuencias catastróficas de los tsunamis conocidas por todos.

El físico inglés Michael V. Berry, Catedrático de Física en la Universidad de Bristol, Fellow de la Royal Society, y muy conocido por sus trabajos en mecánica cuántica y en optica, ha dedicado sus esfuerzos en estos ultimos años, entre otras cosas, al estudio de los tsunamis. En el trabajo reciente Focused tsunami waves, publicado en la revista inglesa Proceedings of the Royal Society A, mediante el uso de analogías provenientes del mundo de la física de las ondas y en particular de la optica, analiza como la focalización constituye un efecto potencialmente serio que podría hacer a los tsunamis mucho más destructivos.

Miguel A. F. Sanjuán

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2 comentarios

  1. El Homo oeconomicus ya no existe

    La globalización supera las normas de la economía tradicional: entonces se suponían individuos racionales e informados, capaces de elaborar todo tipo de información. Ese ser sería el Homo Oeconomicus: orientado hacia el máximo provecho propio, actuaría de forma racional. En efecto, hasta mediada la década de los años 80 se mantenía la opinión de que es posible obtener beneficios comerciales si se comprenden los mecanismos del mercado financiero. La investigación sobre los sistemas complejos posee ahora una refutación matemá- tica: en mercado no se pueden hacer prognosis seguras, generales y universal-mente válidas porque el sistema no funciona de forma lineal, es decir proporcio-nal, como entre causa y efecto. La red múltiple de la economía -conformada por producción, transporte, comercio y distribución- depende de las decisiones indi-viduales de millones de personas, cuyos cerebros constituyen también un siste-ma no-lineal. Tanto las sociedades humanas como los mercados pertenecen a una tipologia de sistemas dinámicos, que en estado de suspensión oscilan entre orden total y caos.Es decir, bien se pueden ganar millones o perderlos.

    La supuesta autorganización del mercado debida a un equilibrio entre beneficios y pérdidas no lleva -según la ley de los grandes números- a una distribución normal del pastel de la riqueza. El siglo XIX nos enseñó que el juego libre del automatismo mercantil no conduce con necesidad de ley fisica a la autoorgani-zación de la riqueza social, sino – bien puede ser – a su miseria y proletarización.

    Se hace necesario otro tipo de autorganización, como sugieren la termodinámica, la evolución genética, el sistema neuronal del cerebro, que también se autoorga-nizan. Una dinámica social debe servirse de las experiencias de los análisis de la complejidad, así p.ej. de la inteligencia colmenar o inteligencia colectiva de una población (p.ej. insectos) cuyo rendimiento es mayor que la de un individuo. La convivencia de grandes "colmenares" (peces, pájaros) no necesita de líderes o jerarquías, sino de redes comunicativas. Ningún individuo del grupo tiene una idea general de todo el conjunto, pero sigue reglas simples de interacción. El resultado de una acción colmenar es positiva: genera reacciones rápidas y efec-tivas, que influyen en la conducta individual.

    Una sociedad humana es mas compleja: está provista de seres racionales. Pero en situaciones de comunicación insegura y no transparente se toman decisiones con racionalidad limitada porque la percepción de problemas y situaciones es necesariamente incom-pleta, inexacta y casual (H.A. Simon, 1950). Hacen falta todavia investigacio-nes sobre un super- manegement, es decir una gestion gubernamental de gran profesionalidad, formadora de opinión pública, respetuosa de los valores mora-les internacionales y de gran sensibilidad frente a situaciones de equiibrio ines-table y de posibles consecuencias negativas y reversibles.

    La Investigacion de sistemas complejos trae confirmaciones de nuestra escepsis frente al neoliberalismo y la New Economy. Pero también nos libera de la ilusión de estar en condiciones de teledirigir cambios sociales mediante manipulaciones o dictaduras.

  2. El Homo oeconomicus ya no existe

    La globalización supera las normas de la economía tradicional: entonces se suponían individuos racionales e informados, capaces de elaborar todo tipo de información. Ese ser sería el Homo Oeconomicus: orientado hacia el máximo provecho propio, actuaría de forma racional. En efecto, hasta mediada la década de los años 80 se mantenía la opinión de que es posible obtener beneficios comerciales si se comprenden los mecanismos del mercado financiero. La investigación sobre los sistemas complejos posee ahora una refutación matemática: en mercado no se pueden hacer prognosis seguras, generales y universalmente válidas porque el sistema no funciona de forma lineal, es decir proporcio-nal, como entre causa y efecto. La red múltiple de la economía -conformada por producción, transporte, comercio y distribución- depende de las decisiones individuales de millones de personas, cuyos cerebros constituyen también un sistema No-lineal. Tanto las sociedades humanas como los mercados pertenecen a una tipologia de sistemas dinámicos, que en estado de suspensión oscilan entre orden total y caos.Es decir, bien se pueden ganar millones o perderlos.

    La supuesta autorganización del mercado debida a un equilibrio entre beneficios y pérdidas no lleva -según la ley de los grandes números- a una distribución normal del pastel de la riqueza. El siglo XIX nos enseñó que el juego libre del automatismo mercantil no conduce con necesidad de ley fisica a la autoorganización de la riqueza social, sino – bien puede ser – a su miseria y proletarización.

    Se hace necesario otro tipo de autorganización, como sugieren la termodinámica, la evolución genética, el sistema neuronal del cerebro, que también se autoorganizan. Una dinámica social debe servirse de las experiencias de los análisis de la complejidad, así p.ej. de la inteligencia colmenar o inteligencia colectiva de una población (p.ej. insectos) cuyo rendimiento es mayor que la de un individuo. La convivencia de grandes "colmenares" (peces, pájaros) no necesita de líderes o jerarquías, sino de redes comunicativas. Ningún individuo del grupo tiene una idea general de todo el conjunto, pero sigue reglas simples de interacción. El resultado de una acción colmenar es positiva: genera reacciones rápidas y efec-tivas, que influyen en la conducta individual.

    Una sociedad humana es mas compleja: está provista de seres racionales. Pero en situaciones de comunicación insegura y no transparente se toman decisiones con racionalidad limitada porque la percepción de problemas y situaciones es necesariamente incom-pleta, inexacta y casual (H.A. Simon, 1950). Hacen falta todavia investigacio-nes sobre un super- manegement, es decir una gestion gubernamental de gran profesionalidad, formadora de opinión pública, respetuosa de los valores mora-les internacionales y de gran sensibilidad frente a situaciones de equiibrio ines-table y de posibles consecuencias negativas y reversibles.

    La Investigacion de sistemas complejos trae confirmaciones de nuestra escepsis frente al neoliberalismo y la New Economy. Pero también nos libera de la ilusión de estar en condiciones de teledirigir cambios sociales mediante manipulaciones o dictaduras.

    (Cfr. Klaus Mainzer: Koplexität, 2008)

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