SECCIÓN FOTOGRÁFICA: FOTOGRAFÍA Y LITERATURA

6ª Planta

Texto y Foto: Patricia Hernández Medrán 

 

Noches de silencio, de desidia, de paz fingida y sillones rígidos que se clavan hasta el tuétano. Cerrar los ojos y apretarlos como si fueran puños, fingir que no pasa nada, que todo va bien, normalidad, jodida normalidad.

Punzada en el estómago, manos cómplices, la comisura de los labios que se resiste a hacer un mínimo esfuerzo, rostro tenso.

Las miradas, esa es la peor parte. Ausentes, distraídas, perdidas,… sinceras. Decir con los ojos lo que el pozo oscuro de la garganta es incapaz de articular. Retirarlos cuando el traicionero líquido salado te juega una mala pasada y se burla de todo tu esfuerzo.

Silencio, silencio roto por una respiración descontrolada, gemidos de animal desamparado que sueña con lo que fue, con lo que hizo, con lo que ya no será.

Y una puerta, muchas puertas que se abren y cierran descompasadas, ignorantes y egoístas, puertas que no llevan a ninguna parte. Circuito cerrado que conduce, como en una pesadilla, a un único pasillo, el pasillo de los pasos perdidos, pasos cortos, pasos de anciano, pasos de olvido.

Compartir:

3 comentarios

  1. Hola:

    Me recuerda mucho mi paso por el hospital, sobre todo ese silencio y esa "paz fingida" que no sabes si es tuya o de tu vecino. Que manera de decir las cosas que nos afectan a todos. Felicidades, Patricia.

  2. Esa profundidad del pasillo y ese silencio es algo cercano a quienes hemos tenido familiares en el hospital. La foto lo dice todo.

  3. Muchas gracias por los comentarios, la verdad es que en determinadas situaciones ni el dónde, ni el cómo, ni el por qué interfieren en una sensaciones que nos son comunes a todos.

    Un saludo.

Deja un comentario