El valor de la información: la lección de Juan Arias

Juan Miguel Sánchez Vigil

 

La locura del Reino Unidos cogió por sorpresa a las autoridades británicas, y más aun a la población. Cuando la noticia saltó a través de los diarios digitales, radios y televisiones, la fui siguiendo casi al minuto. En uno de los informativos de Radio Nacional de España se realizó una conexión en directo con una periodista instalada en Londres, quien aseguró haber ido a su trabajo sin advertir nada o casi nada de lo que se contaba en España.

¿? Estos signos equivalen a mi estupefacción en aquel instante. Una periodista que vivía a pocos kilómetros del escenario de los graves sucesos, tenía menos información que yo, que cualquier otro español que estuviera viendo la televisión en ese momento, escuchando la radio o visitando la web de cualquier diario.

Viendo esto (lo anterior) y aquello (leamos en el aquello la hambruna en Somalia o Etiopía, las habituales matanzas en México, la impunidad de los turistas en Lloret de Mar, el alarmante paro en España que nadie se cree -economía sumergida- porque si las cifras fueran ciertas nos estaríamos matando en las calles,  etc., etc.) me pregunto si el mundo es un infierno…. Y hallo la respuesta en el artículo de Juan Arias en El País del 7 de agosto titulado “¿Es que vale la pena leer los periódicos?”

Dejo los rodeos y copio textualmente los párrafos que me han devuelto la paz. Delicia de prosa y extraordinaria reflexión:

 

“El mundo con todos sus horrores es hoy mejor que hace solo cien años. Y estoy convencido de que lo es precisamente por esa maldita información que se nos cuela cada vez mas por las ventanas de nuestra vida…”

“Un filósofo me decía que envejece solo el que pierde solo la capacidad de sorprenderse. ¿Y qué es la noticia, hacha o flor, sino la sorpresa que el mundo nos brinda a través de la información?”

“Mejor mancharnos de dolor o de disgusto con la lectura del periódico que vivir ciegos y con el corazón arrugado…”

“La noticia, ayer del periódico de la mañana, hoy de cada instante, es el mejor espejo de nuestra propia alma. No sirve darle la vuelta o quebrarlo. Sus añicos acabarán manchándonos igualmente de sangre.”

 

El resto está en la página de Opinión (27), con esta entradilla: “Negarnos a estar informados por miedo a sufrir es declarar nuestra derrota ante la vida”.

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