La Fábrica ha presentado el gran libro de los Alfonso, la saga de fotógrafos cuyo archivo guarda en más de cien mil placas una memoria de la primera mitad del siglo XX y numerosos retratos de políticos e intelectuales. Fueron fotoperiodistas hasta que la ignorancia de los vencedores de la guerra civil se lo impidió, y dominaron el estudio hasta la década de los noventa.

Los Alfonso estuvieron en casi todos los sitios, en especial Alfonso Sánchez Portela, siempre vivo y activo, siempre dispuesto a pulsar el disparador: estuvo en la guerra de África y retrató a Abd el-Krim, voló a Senegal en las primeras líneas comerciales, captó el cadáver de Calvo Sotelo en el cementerio de la Amudena, hizo las primeras fotos en el Cuartel de la Montaña al estallar la Guerra Civil, siguió la contienda en primera línea, incluso dentro de una tanqueta en el frente de Teruel, hizo la foto de la rendición de Madrid, y después fue uno de los mejores retratistas. Por el estudio pasaron miles de músicos, escritores, políticos, actores, deportistas, etc.

La edición de Chema Conesa es excelente, no sólo porque incorpora fotos inéditas a las ya conocidas sino porque la puesta en página revaloriza muchas de las escenas que en la época en que fueron publicadas no destacaron en el diario o en la revista. Se completa el libro con textos de Antonio Rodríguez de las Heras y la cronología elaborada por Juan Miguel Sánchez Vigil.

Repasar las páginas de esta obra es revivir la historia de España, pero también como trabajaban los pioneros, su relación con los personajes y su capacidad para presentar los temas de interés. Esta edición en gran formato es, diríamos, la definitiva, aunque con los Alfonso es demasiado atrevido afirmar tal cosa.

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