Texto: Juan Miguel Sánchez Vigil

La muestra de Vieitez en la Fundación Telefónica se presenta solo con el nombre del autor, sin subtítulo o antetítulo. En el folleto del programa oficial escribe Enrica Viganó: “Su papel de fotógrafo de pueblo en aquellos tiempos de finales de los años cincuenta a los setenta gozaba de gran prestigio y encajaba perfectamente en el carácter de un personaje especial…”. Después de mirar una y otra vez algunas de las fotos de la exposición, creo que el autor estaba enamorado de su profesión, y en consecuencia enamorado del ambiente y de los personajes que retrataba. Se nota en la forma en que nos miran desde el papel de plata, se nota en el encuadre, incluso en los fondos elegidos para la representación.

Vieitez es sin duda un documentalista, o mejor “el documentalista”, un creador de documentos iconográficos a través de los que podemos comprender aquella vida, la que se incluye en el extenso cronograma de posguerra. Él lo consigue, hace posible que nos preguntemos por éste o aquél, que recordemos o añoremos, incluso que la melancolía nos toque la fibra cuando contemplamos el aparato de radio junto a la anciana de luto.

Es esta una exposición para repetir, para detenerse ante cada imagen para sacar el jugo, a veces dulce y a veces amargo. Cada imagen es la representación de todas las imágenes: la boda, el emigrante, el entierro, la comunión, la tarde de paseo…

Cada foto del pueblo son todas las fotos de los pueblos, con matices es verdad, pero son el reflejo de la España que estudiamos en la Enciclopedia de Álvarez y que alguien ilustró con dibujos ingenuos. Jueguen con ello: vayan pasando las páginas y sustituyan los dibujos por las fotos de Vieitez… en ocasiones será divertido y en otras dramático, como lo fue la vida que nos legó este artista gallego.

 

Virxilio Vieitez

Espacio // Fundación Telefónica

Madrid (7 febrero-19 mayo)

Compartir:

Deja un comentario