Conservar y restaurar el patrimonio en formato vinilo

La BNE nos muestra en un vídeo la manera en que se debe ejecutar este proceso

JCMR


¿Algún día se podrá hacer lo mismo con los formatos publicitarios?
¿Existirá una institución que los conserve y además restaure?

Resulta tremendamente significativo que ayer mismo una reunión de tipo informal derivara en un aspecto importante para el patrimonio publicitario: “El origen de algo grande para la publicidad española”. Ese fue el título de mi post en las redes sociales. En la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense tuvo lugar un encuentro entre publicitarios y docentes. Entre los primeros, Julián Bravo, Fernando Herrero, Juan Mariano Mancebo y Enrique Yarza. Del otro lado de la mesa, la decana, Carmen Pérez de Armiñán, el vicedecano Jorge Clemente y los profesores Raúl Eguizábal, Maribel Reyes, Isidro Moreno y Juan Carlos Marcos Recio.

La reunión derivó en un compromiso para iniciar un proceso que nos lleve a conservar el Patrimonio Publicitario, algo que viene haciendo desde hace una década el Centro Documental para la Conservación del Patrimonio Publicitario Español www.publidocnet.com. En este sentido, al menos por primera vez ambos lados toman conciencia de la importancia que tiene conservar el patrimonio; pero no solo conservarlo, contar con especialistas en su restauración. Pero eso sería una segunda etapa. El reto principal es poner de acuerdo a anunciantes, publicitarios y docentes para gestionar bien un patrimonio que se está perdiendo o se está almacenando en manos privadas. Quedó claro en la reunión que debe ser una institución pública, tipo Biblioteca Nacional la que responda a esta llamada y sea la que en el futuro se convierta en salvaguarda de estos formatos publicitarios.

Pongamos un ejemplo que hoy mismo difundía la Biblioteca Nacional de España, a través de su departamento de prensa sobre la Restauración de discos de pizarra, con el sugerente título: “La BNE rescata los sonidos rotos”. Esta crónica inicia una historia de restauración para conservar algo que se queda en desuso, pero que contribuyó de manera significativa al mundo de la música, el entretenimiento, la ciencia, los sonidos en general y el disfrute para los amantes de ese arte.

“Tuvieron su estrella durante más de cincuenta años, entre sus ondas contenían voces, sonidos, músicas, canciones populares, los nuevos ritmos… Pero al aparecer el vinilo, los discos de pizarra empezaron a pasar al olvido y su fragilidad les puso en peligro de extinción. La Biblioteca Nacional de España guarda miles de discos de pizarra y digitaliza sus sonidos para que vuelvan a brillar. En ese proceso es inevitable encontrar algunos discos partidos en varios fragmentos. Sin embargo, eso no significa que sean inservibles. Con mucho cuidado se limpian, se pegan, se “curan” y vuelven a cobrar vida los sonidos rotos”. La nota de prensa vienen acompañada por un vídeo explicativo que muestra con todo lujo de detalles la forma en que se ha conservar ese soporte tan frágil y tan especial para los amantes de la música. Ver el vídeo en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=LlV6ZTu6_UA&feature=c4overview&list=UU49nxT5gHSKm2_ha3NfTJtQ

La nota de prensa explica los mismos pasos que se llevan a cabo en el vídeo. Para los amantes de la lectura, les dejamos aquí el resto de párrafos explicativos:

“El paso del tiempo y a su manipulación, hace que este tipo de material se fragmente con mucha facilidad. Para su reconstrucción, se lleva a cabo un proceso artesanal de pegado para su posterior digitalización y subida a la Biblioteca Digital hispánica. Gracias a esta labor de recuperación, se han restablecido ya 30 discos de pizarra fracturados de los más de 21.000 que forman la colección. De esta manera, se rescatan los registros sonoros que albergan en su interior.

Lo primero que se hace en el tratamiento del disco es pegar las diferentes partes en las que está dividido. Para ello, se usa un plato giradiscos que sirve como punto de apoyo para la reparación. Sobre él, se pone un papel de periódico como base, y, encima, se coloca la pieza de pizarra, que sirve de guía para la unión de los fragmentos, con un contrapeso en la parte superior para evitar su movimiento.

La unión de los trozos se realiza con una mezcla especial de dos pegamentos para pizarra. Una vez que se tiene hecha la composición, y antes de que fragüe, se aplica el pegamento de forma homogénea en el filo del disco donde se producirá la unión. Después, se rasga con un cúter el papel de periódico que sobra por el lado del pegamento. Así, la hoja ayuda a la hora de retirar el adhesivo que se haya podido salir de la superficie de soldadura, y, además, se evita que quede fijado en la cara opuesta del disco.

El momento más delicado de la operación es la unión de las dos fracciones. Con mucho cuidado, se juntan los trozos, alineando los surcos del disco en ambos extremos. Cuando ambas piezas están en la situación deseada, se debe mantener la presión durante unos minutos, hasta que el pegamento quede totalmente seco.

Tras este proceso, siempre quedan algunos restos que se deben limpiar antes de comenzar con la digitalización del disco. Con el uso de una lupa, se consigue una mejor visión de los surcos de la pizarra, y, mediante la utilización de una aguja de coser, se retiran aquellos sobrantes de pegamento adheridos a la superficie.

En el momento que el disco está completamente restaurado y libre de restos, se pasa a realizar su digitalización, a través de distintas técnicas informáticas. Una vez finalizado este procedimiento, se hace una limpieza digital del audio que se encuentre en mal estado. Mediante su edición, se restaura el audio, eliminando el ruido y los chasquidos que son ajenos contenido armónico del disco. Gracias a estos arreglos, el usuario podrá oír una versión totalmente renovada de estos registros sonoros”.

Fuente:

Departamento de Comunicación

Rocío Olivares

Borja Sierra: Vídeo

 

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