Freno a las centrales térmicas

[Rafael Garcia]

James Hansen, director del Instituto Goddard de la NASA, investigador puntero en climatología, y uno de los primeros científicos que advirtió sobre el calentamiento global de la Tierra, acaba de proponer un plan de choque para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, fundamentalmente las referentes al CO2.

Su propuesta se basa en conseguir una moratoria para lograr no construir más plantas térmicas de combustión de carbón para generación de electricidad, por lo menos hasta que no se creen plantas “limpias”. Según un estudio realizado por el Departamento de Energía, en los próximos diez años se pretenden montar 159 nuevas plantas de combustión de carbón. En Estados Unidos, la combustión de carbón proporciona la mitad de la electricidad necesaria.

El llamamiento de Hansen coincide con la decisión del grupo Kohlberg Kravis Roberts & Co. and Texas Pacific, de parar la construcción de 8 nuevas plantas térmicas de combustión de carbón, y de esta forma cumplir con las restricciones en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Hansen incide en el hecho de lo absurdo y peligroso de seguir construyendo centrales térmicas que no adquieran el compromiso de capturar y almacenar el CO2 emitido, mediante nuevas tecnologías.

Entre las soluciones que plantea Hansen, se encuentra la combustión de etanol celulósico y biomasa para generar electricidad, y de esa manera frenar el uso de combustibles fósiles, y el posterior almacenamiento oceánico de las emisiones de dióxido de carbono. Si bien la cuestión de fondo parece clara y meritoria, y es la de conseguir reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, estos remedios pueden ser controvertidas, por cuanto, por ejemplo, el método de almacenamiento oceánico de CO2 se encuentra actualmente en fase de investigación y sería necesario analizar su efecto en el ecosistema marino.

Las críticas por parte de diferentes sectores energéticos de Estados Unidos, entre ellos, la National Mining Association, no se han hecho esperar, atribuyendo las declaraciones de Hansen de profanas y poco razonables en cuanto a la comprensión de las cuestiones de demanda energética en USA.

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