La necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono junto con el gran problema de la independencia energética de los países hace que crezca continuamente el interés hacia las tecnologías de hidrógeno. El hidrógeno, como ya sabrán los lectores del blog, tiene unas características muy interesantes que lo hacen cobrar ventaja como combustible potencial para el transporte. Sin embargo, la denominada economía del hidrógeno requiere grandes inversiones para las infraestructuras necesarias y para la investigación y desarrollo de esas tecnologías. Pero, ¿cuánto costaría moverse en un vehículo equipado con una pila de combustible si considerásemos el beneficio ambiental que produce?

 

[José Luis Gálvez]

Para responder esta pregunta, examinamos una reciente publicación en el Internacional Journal of Hydrogen Energy. En el que se analizan los costes del ciclo de vida del hidrógeno (LCC – Life Cycle Cost) como:

 

LCC = 

Costes Well to tank (del origen de las materias primas a la estación de servicio) +

Costes Tank to Wheel (empleo del combustible)+

Costes Sociales (costes del daño y/o prevención de los gases de efecto invernadero, regulaciones y costes asociados al impacto ambiental)

 

Las dos primeras componentes del coste de ciclo de vida son los costes “clásicos”: costes de producción y mantenimiento, materias primas, energía, coste de vehículo, mantenimiento de vehículo, etc. En la Figura 1 se muestran algunos resultados del cálculo de estos costes para un escenario futuro (2020) para diferentes técnicas de producción del hidrógeno. Se ha supuesto que aumenta el coste del petróleo y que las pilas de combustible están desarrolladas y pueden ser empleadas en vehículos comerciales. Los resultados se muestran para una vida del automóvil de 160000 km. El menor coste del hidrógeno respecto de la gasolina o el diesel se debe a la suposición de que el coste de la pila de combustible comercial en el futuro se reducirá hasta en un 90% de los costes actuales. Para las pilas actuales, los costes de hidrógeno que aparecen en la Figura 1 se multiplicarían por 10.

 

Figura 1. Costes de ciclo de vida (LCC) del hidrógeno para diferentes opciones de producción. Comparación con gasolina y diesel.

 

Al considerar el ciclo de vida global de un producto, existen una serie de costes medioambientales que pueden ser internos (el productor o usuario es responsable de una determinada emisión y debe pagar por ello) o externos (el productor o usuario no puede ser considerado responsable, por ejemplo, de una emisión por debajo del valor regulado). Los costes ambientales internos se contabilizan dentro de los costes operacionales de la planta, pero los costes externos, llamados sociales, son difíciles de cuantificar y su cálculo se realiza en función del daño que causa, del precio de mercado (sólo para CO2) o en función de lo que la sociedad esté dispuesta a pagar para evitar esa contaminación.

 

Si se añaden los costes sociales a los resultados obtenidos en la Figura 1, se obtiene la Figura 2, que representa el coste de ciclo de vida en función de la importancia que se le dé a los costes sociales. En este caso, el hidrógeno electrolítico de red, la gasolina y el diesel tienen mayor coste si se contabilizan los costes sociales. Por otro lado, el hidrógeno procedente de gas natural o de la electrolisis con origen eólica presentan mucha menor variación con los costes sociales, debido al menor impacto ambiental que presentan estos procesos.

 

Figura 2. Coste del ciclo de vida en función de la importancia de los costes sociales.

Compartir:

2 comentarios

  1. ¿cuán razonable es suponer una reducción en el costo de las células de combustible en un 90%? De ser este el caso, creo que aún nos quedan varios años de poca viabiliad económica en el uso de hidrógeno en vehículos. Entiendo que en sistemas estacionarios los costos son menores.

Deja un comentario