El césped produce más emisiones de las que captura

El pasado día 8 de febrero el diario Público publicaba una noticia, basada en un estudio a su vez publicado en una revista de la American Geophysical Union, en la que se planteaba que el empleo del césped con fines recreativos, ornamentales o deportivos pueden producir más emisiones de efecto invernadero que las que captura. ¿Esto es así? ¿Debemos renunciar al césped?

[Javier Dufour]

Concretamente el artículo citado es “Carbon sequestration and greenhouse gas emissions in urban turf” del que son autoras Amy Townsend-Small y Claudia I. Czimczik, ambas del Department of Earth System Science de la Universidad de California, y publicado en el Geophysical Research Letters (Geophys. Res. Lett., 37, 2, doi:10.1029/2009GL041675, 2010). En él afirman que, en general, las praderas de césped son beneficiosas, ya que actúan como sumideros de CO2. No obstante, las prácticas para su conservación son la que provocan un balance negativo en cuanto a emisiones de gases con efecto invernadero. Entre estas prácticas se pueden citar:

 –          el consumo de combustibles fósiles de la maquinaria para la preparación y mantenimiento del terreno (aireación, segado, adición de fertilizantes…);

–          el uso de fertilizantes nitrogenados que producen emisiones de N2O (no nitrógeno, N2, como se indica en la noticia publicada en Público, que es un gas inerte o cuasi-inerte). Este óxido de nitrógeno es el que produce 300 veces más de calentamiento global que el dióxido de carbono en término de fuerza radiativa, es decir, la cantidad de radiación que es capaz de reflejar. Debe tenerse en cuenta que este problema se empeora cuanto más frecuentes sean las adiciones de estos fertilizantes

–          la propia energía consumida, y las emisiones asociadas, a la producción de los citados fertilizantes;

–          la energía consumida en el riego.

 Fuera de este estudio quedan otros impactos a considerar como la contaminación atmosférica o de las aguas, o la eutrofización de suelos.

 Esta situación se empeora si el estudio se centra en el césped empleado en instalaciones deportivas, donde no se produce captura de CO2 por las frecuentes replantaciones. Si además pensamos que muchos terrenos de juego están calefactados o recordamos la imagen del uso de helicópteros para secarlos para que “estén como una alfombra, el balón corra bien y no se produzcan lesiones”, veremos la insostenibilidad de estas actuaciones.

 ¿Significa esto que debemos renunciar a los parques o a que los partidos de futbol se jueguen sobre tierra? Por supuesto que no, pero podemos plantearnos una serie de medidas:

 –          emplear especies autóctonas que están aclimatadas a cada zona y necesitan menos riego y fertilizantes;

–          hacer un planteamiento correcto de qué praderas de hierba van a tener un uso recreativo (al que no debemos renunciar) y utilizar otro tipo de plantas cuando el fin sea puramente ornamental;

–          utilizar técnicas de mantenimiento sostenibles, como por ejemplo cambiar las técnicas riego; o

–          usar fertilizantes con menores impactos.

 Sé que este escrito puede parecer un poco demagógico (y eso que no he hablado de los campos de golf), pero la intención que pretendo que subyazga es que el problema del calentamiento global se puede atacar desde diferentes frentes, empezando por los de nuestra vida diaria.

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6 comentarios

  1. Existe el error de considerar la asimilación de CO2 por parte de organismos vivos como métodos de captura o secuestro. Está ocurriendo lo mismo en el sector de la producción de algas con fines energéticos y hay que recordar que para considerarse captura de CO2 el periodo debe ser mucho más prolongado (caso de los planes de alamacenamiento de CO2 enterrados bajos tierra).

    Otro error es hablar del ciclo del carbono, en el que un balance negativo, viene a decir que se emite menos de lo que se consume y este no es el caso del estudio que mencionas. Por lo que en el caso del CO2, para explicar que las emisiones finales son mayores que las que se usaron para para el desarrollo del cesped, se debe determinar como balance positivo. Este es otro error común en la bibliografía que tiende a vincular los balances positivos con algo bueno y los negativos con lo malo (en el caso del ciclo de vida, este ejemplo si serviría)

    Saludos
    Fernando Gómez

  2. Estimado Fernando.

    A mi parecer la asimilación de CO2 sí es captura, pero no almacenamiento, ya que las plantas de CO2 retiran CO2 de la atmósfera (capturan), pero para considerarlo almacenamiento el período sí debe ser más prolongado.

    En cuanto a lo de los términos positivo y negativo para el balance, tienes razón, el balance es positivo cuando hay emisiones netas de CO2.

    Saludos cordiales

    Javier

  3. Estimado Javier

    Actualmente, cuando hablamos del «peor» gas invernadero que existe (el CO2) y lo enmarcamos en los sistemas para la reducción de su concentración, nos referimos a CAC (captura y almacenamiento de carbono), es decir, no va un término sin el otro. Tecnicamente, la asimilación es una captura, pero donde el gas se devolverá a la atmosfera en un periodo de tiempo tan leve que no producirá cambios notorios en el equilibrio del carbono. Ahora bien, si hablamos de un aumento de la biomasa a escala regional o global, estoy de acuerdo contigo. Las plantas actuan como sistemas captadores de CO2.

    Saludos
    Fernando

  4. Estimado Fernando.

    Creo que las diferencias entre los conceptos de captura y almacenamiento son matices, quizás debido a nuestra formación. En mi caso, y desde el punto de vista de ingeniero químico, la captura y el almacenamiento sí son separables. Te pongo un ejemplo, en el proceso de producción del hidrógeno a partir de cualquier materia prima fósil o de biomasa se producen grandes cantidades de CO2. Este se «captura» por absorción con disoluciones de etanolaminas. Posteriormente, este CO2 se desorbe para reutilizar el disolvente y la corriente gaseosa de gran pureza en el dióxido se transporta para su «almacenamiento» en viejos yacimientos de gas natural o petróleo, domos de sal u otro método. Como ves, yo creo que en este caso la técnica de captura es independiente del método de almacenamiento elegido.

    Saludos

    Javier

  5. Que el cesped no muy es ecológico es algo que ya se sabía, no por el cesped, sino por su mantenimiento. Sobre todo en nuestras «tierras resecas». Si que veo que al artículo le falta algo de rigor cientifico que conlleva a algunos equivocos, como el del N2. Para lo interesante que parece el artículo le falta profundizar un poquito más.

    Un saludo.

  6. Hola.

    El error del N2 se produce en la noticia publicada en el periódico, pero no en el artículo de investigación original.

    Saludos

    Javier

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