Las energías renovables ya concretan proyectos con una potencia equiparable a la de plantas atómicas – la eólica marina lidera los planes más ambiciosos

La encrucijada de la industria nuclear por la crisis radiactiva de Japón coincide con el auge de las renovables. Ya no se trata de ambiciosos planes solo plasmados en un boceto: las renovables empiezan a romper los techos que lastraban al sector hace una década. Su capacidad productiva será cada vez mayor. No es una cuestión medioambiental, sino estratégica.

La encrucijada de la industria nuclear por la crisis radiactiva de Japón coincide con el auge de las renovables. Ya no se trata de ambiciosos planes solo plasmados en un boceto: las renovables empiezan a romper los techos que lastraban al sector hace una década. Su capacidad productiva será cada vez mayor. No es una cuestión medioambiental, sino estratégica.

[Miguel Sánchez Sánchez – CIEMAT]. Resumen del artículo de FERRAN BALSELLS publicado en EL PAÍS el 19/04/2011

En Ramsgate (Reino Unido), se está construyendo el futuro mayor parque eólico marino del mundo. Actualmente esta granja eólica cuenta ya con una decena de los 175 molinos que aportarán 630 megavatios de electricidad a finales de octubre, lo suficiente para abastecer de forma permanente unos 450.000 hogares. La segunda fase del proyecto es la ampliación del parque en otros 60 molinos, que arrancará en 2012 para llegar a los 1.000 megavatios de potencia, el equivalente a una central nuclear instalada en alta mar. El parque costará 2.200 millones de euros aportados por un consorcio que ilustra la madurez que ha alcanzado el sector: el gigante alemán E.ON (30%); la eléctrica danesa DONG, líder en el sector eólico (50%); y Masdar (20%), compañía fundada en 2006 por el Gobierno de los Emiratos Árabes para invertir petrodólares en el desarrollo de grandes proyectos en renovables. Las empresas no se han volcado con el medioambiente pero ya apuestan a lo grande para dominar un sector cada vez más rentable. En el Reino Unido, principal tablero de juego de la energía eólica marina gracias a la escasa profundidad del mar del Norte, los parques marinos generarán 75.000 empleos y supondrán una facturación de 850 millones de euros anuales en 2020, calcula el Gobierno británico que el año pasado ya estrenó el mayor parque eólico actual: Thanet Wind Farm, instalado unos 20 kilómetros al sur de London Array y cuyo centenar de turbinas generan unos 300 megavatios.

Otras fuentes renovables comparten esta misma ambición: Bright Source, un consorcio estadounidense e israelí, invertirá 175 millones de euros para construir un complejo solar en California que en 2013 aportará 390 megavatios; la empresa española Abengoa está construyendo la mayor planta termosolar del planeta en el desierto de Arizona (EEUU), que aportará 280 megavatios; mientras, la misma empresa construye en Abu Dhabi la primera planta de este tipo en Oriente Medio mediante un consorcio con Masdar (60%) y la francesa Total (20%, igual porcentaje que la empresa española). La central estará operativa en dos años y aportará 100 megavatios. La energía termosolar es la única que puede almacenar energía. Aporta estabilidad a la red, por lo que suple las renovables fluyentes como la eólica.

En relación con la eólica marina, gobiernos y empresas tratan de acaparar el mayor trozo de pastel, la primera parte de esta batalla se libra entre los países con acceso al mar del Norte: la profundidad no supera los 45 metros en la mayoría de tramos y es posible fijar turbinas eólicas en el suelo marino incrustándolas con una especie de martillo hidráulico. Aislados y alejados de la costa, estos parques pueden contar con cientos de molinos de grandes dimensiones para aprovechar la mayor fuerza del viento que sopla en las zonas marinas. Reino Unido, Dinamarca, Francia y Alemania prevén llenar esas aguas de ambiciosos parques eólicos capaces de proporcionar 115.000 megavatios de energía en 2020, el equivalente a más de un centenar de plantas nucleares.

España, por el momento, deberá esperar: el mayor productor de energía eólica de Europa -en 2010 superó a Alemania a pesar de que el país germano tiene más potencia eólica instalada- prevé construir grandes parques en toda la costa gallega y el resto del Cantábrico pero todavía no en el Mediterráneo. La mayor profundidad de las aguas dificulta la instalación, mientras las eléctricas ya ensayan sistemas de sujeción en el lecho marino mediante una especie de islas flotantes. Muchos expertos creen que España no producirá un solo kilovatio marino antes de 2017 o 2018.

Las compañías españolas, por su parte, se mueven con mayor presteza que el Ejecutivo español y pugnan con relativo éxito por obtener grandes proyectos alrededor del mundo. Abengoa, líder en termosolar, está planificando plantas en tres continentes. Iberdrola Renovables, a través de su filial ScottishPower y a medias con la sueca Vattenfall, se adjudicó un contrato para instalar parques marinos frente a las costas de Reino Unido a partir de 2015 con una inversión prevista de 20.000 millones de euros y la posibilidad de aportar hasta 7.200 megavatios. Gamesa, empresa vasca líder en aerogeneradores, también intuye donde está el negocio: en enero anunció que prevé trasladar el centro mundial de su negocio eólico marino a Reino Unido. Para este Gobierno supondrá ganar una inversión de 150 millones y unos 150 puestos de empleo, los mismos que pierde España.

La eólica marina está tomando rumbo de crucero pese a que conserva varios puntos débiles: las compañías todavía trabajan en un método que permita acumular este tipo de energía -en la actualidad, la que no se consume en el momento de ser producida, se pierde-. Los parques marinos también distan de alcanzar una disponibilidad similar a la de las nucleares, casi operativas entre el 80% y el 90% del tiempo. El mantenimiento que requieren estos parques, la necesidad del viento para operar y los problemas de los técnicos para acceder a las turbinas en situaciones meteorológicas adversas explican el dato aparentemente bajo de parques marinos.

Con la energía eólica ya en plena madurez y la eólica marina en fase de expansión, los expertos en renovables vuelven su mirada hacia las olas: la energía undimotriz, que transforma el movimiento del oleaje en energía, se divisa a medio plazo como una fuente capaz de revolucionar el actual esquema energético. Las olas generan un movimiento constante y relativamente fácil de aprovechar cuando se desarrolle la tecnología necesaria. La explotación comercial de esta energía puede cambiar muchas cosas según algunos expertos que calculan que esta energía lleva unos 10 años de retraso respecto a la eólica. La UE, por su parte, calcula que las olas poseen potencial para suministrar electricidad a 11 millones de casas. Un centenar de empresas alrededor del mundo se hallan realizando ensayos pero la mayor red de generadores marinos se concentra en Cornualles, frente a la costa británica. Varias compañías han instalado unas 175 boyas con hélices que se impulsan mediante las olas y trabajan en tres proyectos para construir plantas experimentales capaces de generar unos 50 megavatios.

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2 comentarios

  1. […] La encrucijada de la industria nuclear por la crisis radiactiva de Japón coincide con el auge de las renovables. Ya no se trata de ambiciosos planes solo plasmados en un boceto: las renovables empiezan a romper los techos que lastraban al sector hace una década. Su capacidad productiva será cada vez mayor. No es una cuestión medioambiental, sino estratégica. Compromiso social por la ciencia Master Site Feed Posts […]

  2. Si contamos costes totales las renovables (algunas de ellas) son mucho más baratas que las convencionales y nuclear. y con diferencia. El » Beneficio para la empresa y el daño para a poblacion y el entorno » tiene que superarse ya.

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