¿Es posible llegar algún día a descarbonizar el transporte?

El sector del transporte constituye en España, con un 41% de la demanda energética de uso final, la asignatura pendiente en la consecución de los objetivos de descarbonización mas allá del año 2020. Los esfuerzos centrados hasta ahora en este sector en la producción y uso de biocarburantes no resultará suficiente y se está proponiendo desde la Comisión Europea una Hoja de Ruta 2050 que potenciará la descarbonización por diversas vías. Entre ellas se destacan el uso del gas natural o de combustibles no convencionales, con el consiguiente desarrollo tecnológico de procesos de descarbonización de los mismos, así como la producción de combustibles sostenibles y el impulso del vehículo eléctrico.

[Autor: Manuel Romero-IMDEA Energía]

Descarbonización del transporte más allá de los objetivos de 2020

A pesar del rápido crecimiento de la utilización de las energías renovables y el gas natural, y del mantenimiento del uso del carbón en amplias zonas del mundo, el petróleo se seguirá conservando como la fuente energética predominante en las próximas décadas, con más de un 30% del total del consumo mundial previsto en 2030 por la propia Agencia Internacional de la Energía [1]. Sin duda el desmedido papel que juega el petróleo en el sector del transporte resulta una de las asignaturas pendientes en todos los programas de impulso de energías limpias. Hasta ahora los programas de incentivación de las energías renovables han tenido un relativo éxito en la contribución de tecnologías como la eólica o la solar en el sector de la generación de electricidad.  Así, en el caso de España, se reconoce que la presencia en el sector eléctrico es ya muy significativa. En su avance del informe 2011 sobre el sistema eléctrico español, Red Eléctrica de España recoge que el conjunto de las energías renovables han cubierto el 33 % de la demanda [2]. Dato éste muy relevante, en un año que además se caracterizó por un importante descenso de la generación de energía hidráulica y por una menor eolicidad que el año 2010. La energía eólica, no obstante, destacó entre todas las renovables con un 16% de cobertura del total de la demanda, seguida de la hidráulica con un 11%,  y después 3% la fotovoltaica, 2% la térmica renovable y 1% la solar termoeléctrica. Sin embargo las cifras en el transporte son muy inferiores. La participación renovable, fundamentalmente centrada en el uso de los biocarburantes, ha tenido un crecimiento modesto. El consumo de biocarburantes (biodiesel y bioetanol) supuso en 2010 un 5% del consumo total de combustibles de automoción, y el actual Plan de Energías Renovables PER 2011-2020 fija como objetivo de penetración de los biocarburantes un 10% en el horizonte del año 2020 [3] .

Fuentes de Eurostat muestran que un 33% del consumo de energía final en el año 2009 en la UE estuvo en el sector del transporte, por encima del consumo en la industria (24%) y el consumo en los hogares (27%). Es por tanto el ámbito de consumo donde más queda por hacer en la sustitución de combustibles fósiles y en la reducción de emisiones. Aunque el consumo doméstico e industrial se han venido manteniendo bastante estables desde comienzos de los 90, en el entorno de los 300-320 Mtep cada uno, en el caso del transporte se  ha pasado en el mismo periodo desde los 270 a los 370 Mtep, con un crecimiento del 31%. Solo la crisis económica ha frenado estas tendencias desde el año 2009. En el caso de España, como se puede observar en la Figura 1, el transporte ha ido creciendo progresivamente y en la actualidad representa un 41% de la demanda de energía primaria. Las previsiones son que en el año 2020 siga representando un 41% del total, a pesar del impulso que recibirán las políticas de eficiencia energética y los biocarburantes.

 

Figura 1. Evolución de la demanda sectorial de energía final en España (Datos Ministerio de Industria, Energía y Turismo).

Nos encontramos en plena discusión en Europa sobre cuales han de ser las líneas maestras (Hoja de Ruta) en Energía con el horizonte del año 2050. El pasado 15 de diciembre de 2011, la Comisión Europea realizó una Comunicación denominada “Energy Roadmap 2050” por la que adopta un compromiso de reducción de emisiones de efecto invernadero del 80-95%, por debajo de los niveles del año 1990, para el año 2050. Estos objetivos suponen la continuación del camino establecido en la estrategia Energía 2020 actualmente en vigor, y suponen duplicar en términos porcentuales la descarbonización en Europa con respecto a lo que se alcanzará en 2020.

Entre las apuestas estructurales de esta Hoja de Ruta, cabe entresacar dos aspectos muy relevantes con implicaciones para el transporte. En primer lugar se asume un papel cada vez más dominante de la electricidad en el uso final. Se espera que el porcentaje de consumo final en forma de electricidad pase del 22% actual al 36-39%, lo que favorecerá sin duda el incremento del parque de generación eléctrica renovable, la producción eléctrica sin emisiones asociadas y la penetración del vehículo eléctrico. El segundo aspecto a destacar es que en la estrategia de transición hasta llegar al año 2050 se cuenta con una papel clave del gas natural al menos hasta el año 2035 en sectores cada vez más diversificados. La descarbonización de metano y de fuentes de gas no convencionales serán priorizados en este contexto, así como la generación de combustibles para el transporte más sostenibles, toda vez que el uso de los biocarburantes por sí solo no puede resolver las cifras de demanda en el transporte antes mencionadas.

La investigación y el desarrollo tecnológico ligados a la implantación de las energías renovables y limpias, deberán por tanto ser sensibles y poner un especial énfasis de la llamada “low-carbon economy”. El Instituto IMDEA Energía viene otorgando una alta prioridad a estos temas dentro de su programa de trabajo desde su reciente creación en el año 2007, siendo líneas estratégicas de investigación la descarbonización catalítica de diversos combustibles, la producción de combustibles solares y el desarrollo de sistemas de almacenamiento electroquímico para el transporte. Estas líneas de investigación se completan con otras muy relacionadas asimismo con el transporte como la integración de la recarga de vehículos eléctricos en redes inteligentes y el análisis de sistemas energéticos para el transporte.

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Referencias

[1]                 IEA (2010) Energy Technology Perspectives 2010 – Scenarios and strategies to 2050. ISBN 978-92-64-08597-8.

[2]                 REE (2012) El sistema eléctrico español. Avance del informe 2011. http://www.ree.es

[3]                 IDAE (2011) Plan de Energías Renovables 2011-2020.  http://www.idae.es

[4]                 Ministerio de Industria (2011) La energía en España 2010-2ª edición. ISBN: 978-84-15280-08-8. http://www.minetur.es

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