¿Cuánta energía traerán las olas?

La intermitencia es uno de los problemas de la mayor parte de las energías renovables, incluida la marina: a veces abunda, otras veces escasea. De ahí que, para gestionar adecuadamente la energía del mar e integrarla en la red eléctrica, convenga saber cuándo traerán suficiente fuerza las olas. Y eso es precisamente lo que ha hecho el grupo Eolo, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). La revista Ocean Engineering ha publicado recientemente un artículo del citado grupo titulado —»Short-term forecasting of the wave energy flux: Analogues, random forests, and physics-based models»— con los detalles del proyecto.

Autora: Alicia Carrero Fernández-Universidad Rey Juan Carlos

La energía marina tiene un gran potencial de futuro, porque pese al problema de la intermitencia, tiene una ventaja con respecto a la energía eólica, ya que es más fácil predecir un oleaje óptimo que unas ráfagas de viento apropiadas. Por eso, tan importante como contar con prototipos eficientes para el aprovechamiento de la energía undimotriz, es saber cuánta energía traerán las olas dentro de unas horas.

La primera instalación operativa para el aprovechamiento de la energía marina se construyó en Portugal, en el 2008. En el País Vasco, se inauguró en el 2011 una pequeña instalación en Mutriku. La central de Mutriku es pionera en su género en todo el mundo. Es la única que dispone de una configuración multiturbina y, además, inyecta a la red general toda la electricidad producida para su distribución. Datos técnicos:

  • Tecnología marina OWC (Columna de agua oscilante).
  • 16 unidades cámara-turbina.
  • Potencia instalada 296 kW.
  • Producción eléctrica renovable estimada: 400.000 kWh anuales.
  • Emisiones  de CO2 evitadas: 400 toneladas anualmente.

Conociendo previamente los datos de energía de las olas, se puede insertar mejor la energía producida por las olas en la red eléctrica, y, por tanto aumentar el consumo de energía renovable.

El grupo EOLO (UPV/EHU) ha desarrollado varios modelos de predicción de la cantidad de energía undimotriz para el golfo de Bizkaia, utilizando para ello la técnica denominada “Random Forests “(bosques aleatorios). Se trata de un algoritmo desarrollado durante los últimos años cuya base son los llamados ‘árboles de regresión’, en los que las variables de entrada se consideran raíces y las de salida, hojas. La técnica “Random forest” es un desarrollo de los árboles de regresión que, en lugar de un solo árbol, utiliza muchos (por lo general, más de mil), formando un ‘bosque’ o selva», como ha explicado el investigador Gabriel Ibarra, del grupo EOLO.

Según el citado investigador, los modelos desarrollados por su grupo son más fiables que otros ya existentes para las predicciones del oleaje con una antelación de tres a dieciséis horas. Los modelos de EOLO están basados en una serie histórica de mediciones que comparan entre sí los niveles de energía de las olas en un momento dado y los que se prevén para dentro de algunas horas. La medición se realiza mediante boyas, de las que cinco están instaladas en el golfo de Bizkaia, tres cerca de la costa gallega y dos en mar abierto. El organismo Puertos del Estado se encarga del mantenimiento de las boyas instaladas en Galicia, y el servicio meteorológico británico (MetOffice) de las de mar abierto.

Dos son las prioridades del grupo Eolo de cara al futuro: por una parte, acceder en tiempo real a los datos del modelo meteorológico WRF (Weather Research and Forecasting), que le servirán para mejorar los resultados actuales; por otra, continuar investigando los escenarios climáticos que puedan producirse en el futuro. En este sentido, se ha comprobado que un fenómeno como el cambio climático afecta también al oleaje, así como a los temporales que, con cierta frecuencia, azotan la costa vasca.

En opinión de los miembros de Eolo, es importante saber qué evolución tendrá la energía marina en las próximas décadas, aunque las investigaciones sobre la predicción de la energía de las olas no han hecho más que comenzar, y no han llegado todavía a la fase operativa, es decir, no se aplican directamente.

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