DOLOR DE HOMBRO Y LEVOFLOXACINO

Inauguramos aquí una nueva categoría de mensajes que pueden resultar útiles para el fisioterapeuta por su singularidad. Intentaremos que se trate de casos reales, aunque pueden resultar enriquecidos con otras aportaciones ficticias o teóricas. Vamos a comenzar por un caso de omalgia unilateral postraumática, que tras un periodo de tratamiento con resultado satisfactorio, se ve complicada por exacerbación del dolor tras el inicio de antibioterapia con levofloxacino.

Un paciente acude a fisioterapia tras una fractura no desplazada de troquíter tras un accidente deportivo cuatro meses antes. Previamente tuvo tratamiento conservador pero, al no remitir las molestias y persistir una leve impotencia funcional, el traumatólogo lo deriva. Tras un mes de fisioterapia, a razón de tres sesiones semanales, la movilidad mejoró y las molestias sólo se producen en movimientos extremos. Se trata al paciente durante ocho sesiones más, dos por semana. Hacia mitad de las mismas y ante un proceso respiratorio intercurrente, el médico de familia instaura tratamiento antibiótico con levofloxacino. En pocos días el paciente relata molestias circunscritas en la cara anterior del hombro afecto, de carácter mecánico (asociadas a movimientos de retropulsión), evocadoras de afección tendinosa, y que no se habían tenido hasta entonces. Es el propio paciente el que informa al fisioterapeuta de la posibilidad de que estas molestias sean un efecto adverso a la medicación antibiótica. Ante esto el fisioterapeuta realizó un búsqueda en la base de datos Pubmed para cerciorarse sobre la asociación entre el dolor del paciente y el tratamiento médico. Se encuentra un trabajo de autoría española que indaga la misma y relata un caso de tendinitis de hombro asociada a levofloxacino (1).

Efectivamente las fluoroquinolonas pueden provocar tendinitis y hasta roturas tendinosas como las del tendón de Aquiles, aunque de forma rara. El periodo de latencia entre el inicio del tratamiento y el desarrollo de la tendinopatía es muy variable, oscilando entre unas horas y 42 días, pudiendo producirse incluso una vez retirado el fármaco. La duración de los síntomas tras la retirada del fármaco puede oscilar entre días o hasta dos meses.

Imagen de http://james-stanley.co.uk/treatment/ankle-treatment/treatments/achilles-rupture/

En una consulta más cotidiana para cualquier persona, el vademécum describe, bajo el epígrafe de Advertencias y precauciones del levofloxacino,”las tendinitis o rotura de tendones (mayor en ancianos y en tratados con corticosteroides)”(2).

El fisioterapeuta reflejó en la historia clínica del paciente estos hallazgos y su posible implicación en la evolución del cuadro del paciente. Este fue dado de alta médica por el médico derivante.

Son varias las enseñanzas a tenor de lo expuesto. En primer lugar,el conocimiento de los efectos adversos de los fármacos que se administra nuestro paciente, por cualquier vía, puede ser determinante. En este caso podríamos haber pensado en una recidiva de síntomas o un efecto dañino de la propia fisioterapia. La consecuencia sería una continuación o modificación de la misma sin conseguir con ello modificar el curso del problema.

De lo anterior se colige una segunda enseñanza: es procedente conocer la medicación del paciente. No sólo por sus efectos adversos, sino por las consecuencias de su administración. Así, en un cualquier paciente es útil si toma o ha tomado medicación de forma crónica como los corticoides, por los efectos que tienen sobre el tejido conjuntivo.

De la misma manera el conocimiento de la medicación, el listado completo, nos da a conocer patologías que el paciente tiene y que puede haber pasado por alto en la anamnesis. Así, en el curso de la fisioterapia puede aparecer dolor e inflamación y podríamos recomendar la toma de algún antiinflamatorio. Si el paciente es, por ejemplo, hipertenso, esta medicación puede mitigar el efecto del antihipertensivo. Probablemente el paciente no considera importante para el fisioterapeuta comunicarle que padece hipertensión, pero al pedirle la lista de su medicación nos percataríamos de ello.

En definitiva, es preciso para el fisioterapeuta unos conocimientos al menos básicos de farmacología. Como hemos visto, la calidad de su atención puede verse muy condicionada por ello. En este mismo foro podemos encontrar referencias de textos sobre farmacología para fisioterapeutas.

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Referencias:

1. MEDRANO SAN ILDEFONSO, M.; MAURI LLERDA, J. A.  y  BRUSCAS IZU, C.. Tendinopatías por fluoroquinolonas . An. Med. Interna (Madrid) [online]. 2007, vol.24, n.5, pp. 227-230. ISSN 0212-7199.

2. Vademécum.es. Acceso 13/11/2009 en http://www.vademecum.es/principios-activos-LEVOFLOXACINO-J01MA12.

 

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Un comentario

  1. […] González García,  JA. Dolor de hombro y levofloxacino. En Fisioterapia http://www.madrimasd.org/blogs/fisioterapia/2009/11/13/dolor-de-hombro-y-levofloxacino/. Acceso 5 de marzo de […]

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